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ACTUALIDAD | 25-03-2015 08:25

Cómo es cambiar de vida por tres meses

Se trata de programas de intercambio cultural en los que los jóvenes estudiantes mezclan trabajo y placer en los principales centros turísticos de Estados Unidos.

Por Bàrbara Defoix.

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Los jóvenes invierten su tiempo en verano de distintas maneras. Algunos prefieren viajar, otros adelantar materias de cara al siguiente año académico y otros eligen buscar empleo. Algunos deciden más de una opción al mismo tiempo al realizar programas de intercambio cultural en los que se entremezclan turismo y trabajo en los principales centros turísticos de ciudades en el extranjero.

Watar (Work And Travel Argentina) es una empresa que organiza este tipo de programas de intercambio cultural para jóvenes argentinos en los Estados Unidos. Ofrece dos tipos de modalidades: “Work and Travel”, basada en ofertas de empleo variadas como de fotógrafo, recepcionista, mozo, guardavidas o instructor de ski, y por otro lado “Summer Camps”, que consiste en contratar a coordinadores y recreadores de talleres que tengan alguna especialidad en artes, música, deportes, ciencia, tecnología, etc., para impartir clases en campamentos de verano estadounidenses como el de la película Camp Rock (protagonizada por los Jonas Brothers).

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Los requisitos para poder acceder a este tipo de actividad son muy sencillos: tener entre 18 y 27 años de edad, ser estudiante universitario o terciario en curso y tener un nivel básico del idioma inglés. La oferta de destinos es amplia, pero entre los favoritos se encuentran las ciudades de Nueva York, Las Vegas, Texas, San Francisco, Aspen y Orlando. La duración del programa es de entre 2 y 4 meses, según el lugar elegido, de diciembre a marzo/abril, y cuenta con una Visa especial con hasta 25 días adicionales para hacer turismo una vez terminado el trabajo.

Con programas de este tipo los estudiantes consiguen una experiencia de trabajo en el exterior para que les sirve de cara al futuro para destacar su Currículum a la vez que mejoran y profundizan sus conocimientos del inglés. Asimimso, les permite ganar ingresos en dólares, conocer gente de todo el mundo y recorrer centros turísticos dentro de los Estados Unidos, viaje de difícil acceso por cuenta propia para los jóvenes de nuestro país debido a la difícil situación económica que atraviesa la Argentina.

Carolina Parra estudia Relaciones Laborales y tenía ganas de viajar por lo que decidió irse a trabajar en un hotel de un centro de Ski de Vermont como moza. “Nos divertíamos mucho, incluso trabajando con los chicos. Cuando teníamos tiempo libre íbamos a esquiar porque teníamos un pase libre”, explicó en diálogo con Perfil.com. Al finalizar el programa, la estudiante aprovechó para viajar por todos los Estados Unidos. “Me encantaría poder repetir la experiencia, pero ya no puedo volver a hacerlo porque estoy por recibirme y no cumplo con los requisitos de estudiante frecuente”, se lamentó.

Durante el programa, los estudiantes argentinos entablan amistad con jóvenes de otros países de Latinoamérica, como Chile, Perú o Brasil, con quienes comparten, además del trabajo, el tiempo libre e incluso los alquileres de los alojamientos donde se hospedan durante la estancia. “Éramos como una gran familia”, narró Paula Micheli quien viajó hasta Wisconsin para trabajar en un Parque de agua. “Era todo bien americano, era invierno allá y dentro era como si fuera verano, todo muy mágico”, recordó.

El rodearse de latinoamericanos no les impide a los estudiantes mejorar el inglés: “Trabajando en Estados Unidos no te dejaban hablar en castellano ni con los compañeros ni con los clientes, por lo que el idioma lo practicábamos igual”, precisó Paula, y agregó: “Recomendaria la experiencia 100%, a mí me encantó. Estar con personas de otras culturas, poder ser amigos, entendimos otras costumbres, otros ámbitos. Además, todos éramos jóvenes, así que estábamos todos juntos y éramos vecinos. Estabas siempre rodeado de amigos en el trabajo y cuando ibas a tu casa también”.

Más allá de los beneficio económicos y culturales de la experiencia, los jóvenes regresan al país con un valor añadido para su Currículum Vitae. Matías Giraldo trabajó en la cocina de un puesto del medio de la montaña: “El trabajo era muy intenso, eran siete días a la semana sino seis o cinco y turnos de ocho o nueve horas pero estuvo muy bueno”, detalló. Él estudia música en la Universidad Católica Argentina (UCA) y ya tenía experiencia en el mundo de la gastronomía: “La profesionalidad es otra, el trabajo es más rígido y con profesionalismo. Sumás una diferencia. Vos salís de allá con muy buen el inglés y con esa forma de trabajar. Como experiencia laboral debe sumar en el perfil de una persona, ayuda bastante, creo que se tiene en cuenta. Son empresas muy grandes las que te contratan allá”, valoró.

A los ojos de los estudiantes hay sólo ventajas, lo guardan en su recuerdo como una experiencia única: “Es como tener otra vida por tres meses”, “Me llevé recuerdos increíbles de allá”, “Me encantaría poder repetir”, comentaron los entrevistados.

De la Redacción de Perfil.com | Twitter: @BarbaraDefoix

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