Monday 29 de April de 2024
DECO | 11-01-2014 18:08

La casa que estaba en un departamento

200 m² en pleno centro son una excelente marco para un estilo de vida. Un living espacioso, buena luz y un gran patio, que contribuyen a vivir mejor.

Por Pablo Helman (*)

"Ideal" es de aquellas palabras que no deberían usarse en vano. Su mundo conceptual no es demasiado diferente del religioso, su eco es el mismo. "Ideal" es lo que pensaron los dueños de este primer piso que estaba en un departamento de Recoleta cuando se encontraron con él.

¿Por qué? Básicamente por, al menos, dos motivos. El primero de ellos es que tenían la cantidad de metros adecuados para la vida de sus dueños. Unos 200 m², entre cubiertos y descubiertos, con un patio particularmente bonito (cuestión, la del patio que debería ubicarse casi como una segunda motivación o una primera bis). El segundo- o tercero si consideramos el ítem uno doble- es que "parecía una casita, lo cual es toda una definición de principios. Y una declaración de felicidad, si no de amor. Vivir en una casita de dimensiones óptimas era el primer paso.

Pero, como suele suceder con los ideales, se necesitaba de una cierta acción para convertir lo anhelado en realidad. Más que una "cierta acción", la clave estuvo en acciones ciertas, contundentes. La dueña de casa se encargó de toda la decoración, junto con la ayuda de Josefina Ferrer y Marta Peirano, ambas decoradoras. Se trató de un trabajo que conservaba el diseño original. Las reformas se hicieron cuando se compró la vivienda; el piano, la planta no se modificó. Se reformaron por completo los baños y la cocina. Fue pintada toda la casa y en varios ambientes se eligieron colores diferentes. O sea, lo ideal terminó haciéndose realidad.

Y, además, debían constatarse con la cotidianeidad, con la vida: . Allí escuchan música, leen, juegan al bridge, bordan (cuando uno encuentra la casa ideal es común que empiece a hallar su propio ideal de vida). Así fue como el dueño de casa diseñó la biblioteca principal, donde hay un plasma modernísimo, pero también cartas, juegos de todo tipo.

Los libros y la música, que suenan permanentemente como un ronroneo, son parte de aquel espíritu. En general, suele decirse que cuando una casa tiene "espíritus" es que está embrujada. Nosotros debemos afirmar que cuando tiene un "espíritu", en singular, hay más arte que brujería.

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(*) Publicado en la edición impresa del suplemento HOME del Diario PERFIL

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