Friday 3 de May de 2024
DECO | 02-01-2013 11:49

Un hogar de verano

Ubicada en Punta del Este, muy cerca del mar, esta casa de 520 m2 fue creciendo junto con la familia que la disfruta, y que le sumó más cuartos y baños. Ambientación ecléctica y atractiva. Fotos.

La dueña habla con orgullo:

“Nuestra casa comenzó como un sueño de veinteañeros; los  dos íbamos a Punta del Este desde chicos y siempre nos encantó el sol, el mar, el bosque, los amigos... Somos formales aunque un poco anárquicos y la casa nos refleja.

Inicialmente, la idea fue la de un gran espacio, donde se sucedían camas y zonas de juego. Un amigo nos vendió el lote en La Barra desde donde y por la altura se veían la punta, el mar y unos atardeceres anaranjados geniales, todo rodeado de un bosque de fantasía. En este terreno no había ningún árbol: hubo un incendio que recordábamos haber visto de chicos. Como nuestra familia creció sin mucha planificación, la casa también: tiene 520 m2.

Fuimos sumando cuartos, todos con sus baños. Los dormitorios son enormes y cómodos; dan una sensación de libertad volumétrica y una serenidad un tanto monacal. Nunca definiría la casa como lujosa o elegante; su mayor virtud es la calidez que invita a vivirla. Hace 25 años que veraneamos juntos en ella. En parte ha sido responsable de nuestro “amontonamiento familiar”. Tenemos cinco hijos con piedra libre para invitar amigos durante un cuarto de siglo.

Hoy está preparándose para recibir nietos –llantos y mamaderas– y, seguramente, vendrán ampliaciones. Muchos de los muebles fueron traídos de Italia. Algunos, como la mesa del comedor, atravesaron una odisea. La compramos en Como y el contenedor donde venía se perdió. Cuando la naviera lo encontró ya habíamos comprado otra mesa.

Hace algunos años construimos un lugar para comer más informalmente; como viajamos con frecuencia, terminó siendo copia de un viejo alero lateral a un galpón, con una larga mesa debajo, que tienen en su casa unos amigos en Francia. ¡Nos trae recuerdos de ricos vinos, uvas, quesos! Cuando la obra culminó, no encontramos una mesa acorde, entonces compramos por poco dinero una de corte de una industria textil quebrada, que nos permite estar 24 sentados.

Podría seguir escribiendo de inviernos con chimeneas rendidas y tardes con puestas de sol inolvidables; de amigos que se refugiaron en ella durante malos momentos. ¡Dicen que la casa tiene propiedades curativas!”.

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Textos: Sissi Ciosescu

Producción: Delfina Inchauspe.

Fotos: Maru Tombacco.

Publicado en el suplemento Home del diario PERFIL.

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