Por Mónica Cruppi (*)
Perfilando deseos
Muchas de las angustias actuales se hallan relacionadas con el empleo, el trabajo, el futuro y la seguridad económica. La falta o el déficit de los mismos trae aparejado mucho sufrimiento y temor. Los adultos preocupados por esta situación apuestan a la salud y educación para el futuro de sus hijos.
Es así como muy tempranamente comienzan el camino de desarrollar las potencialidades del niño a través de las distintas posibilidades que ofrece la cultura.
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Los especialistas alertamos sobre las exageraciones, ya que frecuentemente encontramos que, detrás de un cuadro de obesidad, de anorexia, de pánico, de angustia o de trastornos de conducta (mentiras, violencia), se esconde un chico con agenda completa.
El fantasma y el reggaetón
¿Qué quiere decir un chico con agenda completa?
Se trata de un niño que además de su escolaridad desarrolla diferentes actividades destinadas a ampliar el marco de sus posibilidades futuras, en deterioro de su actividad lúdica y de ocio.
Con frecuencia, los pequeños durante la entrevista psicológica se quejan y dicen “estoy cansado, no tengo una vida”, o “ya no los aguanto, son insufribles”, refiriéndose a sus padres, o “me quiero morir, ya no soporto más”.
Hay niños que tienen su agenda completa y no cuentan con tiempo para jugar, alimentarse y descansar las horas necesarias para poder prestar atención en clase adecuadamente, y que presentan un distress importante.
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La sobreexigencia no lleva al éxito sino que la mayoría de las veces remite a la frustración, a la depresión, al desamparo y a la infelicidad.
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El niño como tal necesita de su espacio lúdico y de sus amigos. Es en el juego que el niño crea su mundo propio, su intimidad y también reordena las cosas de su universo en una nueva forma que le agrade y experimenta placer al unir sus objetos y situaciones imaginarias con las cosas tangibles y visibles del mundo real.
Al jugar los niños proyectan sus miedos, angustias y problemas internos al exterior y los dominan con la acción. El juego expresa una variedad importante de situaciones emocionales. El juego prepara al niño para sus actividades adultas. Es a partir del mismo que desarrolla su potencial, su imaginación y su actividad creadora.
El niño para ser feliz necesita ser respetado en sus tiempos, tiene derecho a estudiar, a jugar, al descanso y al ocio.
* Psicóloga especialista en niños y adolescentes. Miembro de APA.
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