La justicia francesa condenó ayer a Jean-Claude Mas, fundador de la empresa PIP, a cuatro años de cárcel por haber vendido durante años prótesis mamarias fraudulentas, en el primer juicio por este escándalo cuyas víctimas se cuentan por miles en todo el mundo. Muchas de ellas, incluso, son argentinas, y ayer mismo señalaron que presentarán un amparo ante el Estado para que les retiren las prótesis gratis.
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Mas, de 74 años, fue condenado ayer por el tribunal correccional de Marsella (al sur de Francia), pero también condenó a los otros cuatro acusados en este juicio por engaño agravado y estafa, todos ellos exdirectivos de la empresa, a penas de prisión de entre 18 meses y tres años, en parte condicionales.
El fundador de la empresa de prótesis defectuosas, que afecó al menos a 7.500 mujeres de todo el mundo, permaneció imperturbable al anunciarse el veredicto, informó la AFP.
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Además de la pena de prisión, también fue condenado a pagar 75.000 euros de multa y a una prohibición definitiva de ejercer en el sector médico y de dirigir empresas.
El fantasma y el reggaetón
Medio centenar de víctimas estaban presentes en el juzgado que condenó a Mas y los directivos de la compañía. Unas 7.113 de ellas se habían declarado demandantes, una cifra menor que las 7.445 anunciadas cuando tuvo lugar el juicio, en mayo pasado, ya que algunas de las demandas fueron desestimadas.
Víctimas argentinas. Tras la condena en Francia, las damnificadas argentinas anunciaron que presentarán en nuestro país un amparo para que les saquen las prótesis defectuosas, según informó la abogada Virginia Luna, representante de 700 damnificadas, a Clarín.
Buscan que el Estado argentino se definan como lo hicieron otros países y se hagan cargo de la intervención y el reemplazo de las prótesis truchas. El amparo estará destinado al Ministerio de Salud, el estado Nacional y Anmat.
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