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CUERPO & ALMA | 11-12-2015 09:01

Cada vez más menores consumen alcohol después del boliche

La clásica “previa” ahora también es “post”.

Por Agustina Grasso

La clásica “previa” ahora también es “post”. Juntarse en casas con amigos, mientras suena música de fondo, a tomar cerveza o alguna otra bebida con alcohol antes de ir a un boliche ya no es suficiente. Cada vez son más los adolescentes de entre 13 y 17 años que se suman al ritual de la “post previa” (muchos lo definen como “after”), un hábito que preocupa a los padres.

Estas reuniones improvisadas suelen darse en medio de la madrugada, cuando los jóvenes se aburren de estar en el boliche. Entonces se van en grupo a seguir escuchando música y a tomar alcohol en casas donde no hay mayores. “Las veces que fuimos a un after lo pudimos hacer porque los viejos no estaban. Se baila, se pone música y se sigue tomando”, cuenta a PERFIL Martina Castro (17).

Vidriera. En los encuentros, dicen, “cada uno está en su mambo” y “si te aburrís del boliche y conseguís gente que también se aburre, te vas”, agrega Ramiro Guevara (16). Respecto de esta conducta, Irene Fridman, psicóloga especialista en jóvenes, plantea que “el boliche muchas veces representa una vidriera de ideales que en general no se cumplen. Eso trae una búsqueda de algo que te complete. Por eso se recurre al alcohol”.

A los padres les preocupa esta nueva modalidad, sobre todo porque sus hijos menores siguen tomando alcohol ya casi terminada la noche. “Cuando María llega a casa lo primero que hago es olerla, para ver si tiene aliento a alcohol”, afirma Josefina Martínez (45) sobre su hija de 16 años. “Cuando me enteré de que se juntan en casas después del boliche le dije que no tenía problema de que vaya a lo de  sus amigos, pero que no siga tomando”.

Fridman asegura que “uno de los grandes peligros de los padres es que, sin darse cuenta, fomentan el consumo de alcohol en sus hijos. Bajo el síndrome del eterno joven, los padres muchas veces establecen lazos de alianza y amistad, y pierden la diferencia generacional tan necesaria para los hijos”, explica.

Según la encuesta nacional realizada a estudiantes de enseñanza media por el Observatorio Argentino de Drogas (OAD), la edad de inicio en el consumo de alcohol se ubica en los 13 años, y el problema más grave que presenta es su “ingesta abusiva entre los jóvenes escolarizados”.

El jefe de Toxicología del Hospital Fernández, Carlos Damín, confía a PERFIL que estas costumbres se van a seguir dando “mientras no haya publicidad de hábitos saludables. El único límite actual que tienen los jóvenes es el del propio cuerpo al sentirse mal: hay que inculcar límites en la familia”, agrega el médico.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.

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