Por Leonardo Glikin (*)
Walter Toman, uno de los más conocidos estudiosos del orden de nacimientos, quien también ha realizado interesantes observaciones acerca del sexo de los miembros de la familia y el impacto en el futuro de las relaciones, sostiene que las personas que nacen en familias con hijos de ambos sexos aprenden a interactuar y a vivir con personas del sexo opuesto. Por el contrario, quienes únicamente tienen hermanos de su mismo sexo poseen una relación más distante con el otro sexo.
Toman estudió más de tres mil parejas y definió a las relaciones como: complementarias; no complementarias; y doblemente no complementarias.
Relaciones complementarias
Son aquellas relaciones en las cuales no hay coincidencia en el orden de nacimiento de cada uno de los miembros de la pareja, quienes, asimismo, tienen hermanos del otro sexo. Por ejemplo, si uno de ambos miembros de la pareja es el hijo mayor y tiene hermanas y se casa con una hermana menor, que tiene hermanos varones.
Cabe aclarar que en el estudio de Toman no se detectaron divorcios en las parejas con relaciones complementarias.
Relaciones no complementarias
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En estos casos puede haber coincidencia en el orden de nacimiento o con el sexo. Esto significa, por ejemplo, que se casa un hermano mayor con una hermana mayor, pero
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ambos tienen hermanos del otro sexo. O, como otra posibilidad de relación no complementaria, se casan un hermano mayor con una hermana menor y cada uno de ellos tiene exclusivamente hermanos del propio sexo.
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Doblemente no complementarias
Hay coincidencia en el orden de nacimiento y el sexo de los hermanos de los miembros de la pareja. Esto significa que, por ejemplo, un hermano menor, que tiene hermanos mayores y ninguna hermana, se casa con una hermana menor, que tiene hermanas mayores y ningún hermano.
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Toman brinda como ejemplo el caso de una hermana mayor que tiene hermanas menores y se casa con un hermano mayor que tiene un hermano menor. Según explica, la relación matrimonial es muy poco armónica, ya que tienen muchas dificultades para compartir, trabajar juntos y mantenerse unidos.
Agrega el autor mencionado que ellos son como ovejas de montaña, siempre golpeándose las cabezas. Los dos son orgullosos. ¿Y sobre qué están en desacuerdo? ¡Sobre todo lo que pueden! Quizá, simplemente, son las pequeñas cosas las que vuelven locos a los primogénitos: la ropa en el piso, las luces que quedaron prendidas, etcétera.
(*) Abogado y Consultor en Planificación Patrimonial
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