Cada individuo le da su toque personal, demostrando que no hay límites para llegar a donde vuela la imaginación. Innovando sensual y eróticamente iniciamos el juego, haciendo de cualquier espacio, un lugar y un momento apasionado, lleno de deseo y placer.
Así como los pintores matizan colores y texturas para nuestra vista, los músicos acoplan notas armónicas a nuestros oídos, la armonía de una escultura por un artista estimula nuestros sentidos en torno al ambiente; la comida guarda armonía también en colores, texturas, sabores, olores, que no solo dan placer al comerlas sino que nos hacen sentir bien y porque no, estimular todos los sentidos a la vez.
Para romper con la rutina y estimular el encuentro ¿por qué no ser nosotros mismos los cocineros, pintores, fotógrafos, escultores, actores, músicos y bailarines?
Retratándolo: en la búsqueda de nuevos puntos, poses o colores.
Siendo esculturas: como obras de arte para ser exploradas, matizadas, pintadas y recorridas.
Siendo los actores: disfrazándose, imaginando, invirtiendo roles, creando historias e interpretándolas.
Ser los cocineros: armar la especialidad de la casa pero sobre sus cuerpos.
Hacer una película
Crear la coreografía del tema: con su estructura dramática, distintas piezas musicales que cambian el ritmo y género. Bailar al compás o saltar por el frenesí del placer.
Siendo cardiólogos: además de disfrazarse y hacer de doctor/enfermera/paciente, se puede jugar con la respiración: reteniéndola y exhalándola. Con esto se logra controlar y estimular el orgasmo.
Siendo Atletas: miles de posturas a crear con la ayuda de la elongación y la imaginación.
Hagamos de cada encuentro sexual un momento único.
Fuente: Prime
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