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ACTUALIDAD | 31-05-2016 05:04

Las mascotas, enseñanza para los niños

Los padres imaginan la suciedad y el trabajo, pero también es bueno que piensen en lo que significarán para ellos.

Por Julia Ruhnau (especial agencia DPA)

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Nadie se sorprenderá de que un niño de pronto quiera tener un hámster, un gato o un cachorro. Los padres imaginan la suciedad, los costos y el trabajo que darán esas mascotas, pero también es bueno que piensen en lo que significarán para los niños.

Para los más pequeños, las mascotas no sólo son un amigo para jugar. Los animales también pueden pasar a ser un gran refugio y sostén en situaciones difíciles, por ejemplo, si los padres se separan.

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Los animales ayudan además a reducir el estrés y a generar una sensación de bienestar en los niños. Muchos perros pasan a tener el papel de un confidente, ya que, al fin de cuentas, escuchan con paciencia y no pueden contarles a otros ningún secreto.

Los animales también les enseñan a los niños a interaccionar con otros, porque no sólo se dejan acariciar, sino que además tienen sus propias necesidades. Al interactuar con sus mascotas, los niños desarrollan sensibilidad, se ponen en el lugar del otro y aceptan que existen deseos distintos a los suyos. Esto sucede en situaciones muy cotidianas. Por ejemplo, cuando el gato se va porque no tiene ganas de que lo acaricien o cuando se siente molesto y muestra las uñas.

Por supuesto, cuando el niño expresa el deseo de tener una mascota, la primera pregunta que surge es: ¿Quién se va a ocupar del animal? Está claro que la responsabilidad debe ser asumida por los padres, ya que ellos son muy pequeños para hacerse cargo.

Sin embargo, es bueno que los pequeños, dependiendo de la edad, asuman tareas y aprendan a ocuparse de otro. Por ejemplo, un niño de tres años no puede alimentar a una mascota, pero sí puede ir a buscar el alimento.

Es importante que toda la familia esté de acuerdo en adoptar una mascota. Si se parte de esa base, los cuidados también estarán en principio a cargo de todos y eso, a su vez, genera un vínculo de comunidad en el hogar. Luego, una vez que los niños van creciendo, pueden encargarse de más tareas.

También es un buen comienzo para tratar temas de higiene. Se aprende a lavarse con regularidad las manos y a actuar cuando el cachorro le pasa la lengua por el rostro a alguien. Todo esto partiendo de la base de que el animal es desparasitado con regularidad.

De todos modos, hay que tener ciertas precauciones, porque los lactantes y los niños que gatean suelen ser más propensos a adquirir infecciones. En esos casos, es importante supervisar la interacción cuando se aproximan mucho a las mascotas, sobre todo si son hámsters o gatos, ya que los niños tan pequeños no tienen la motricidad desarrollada y tampoco saben cómo tratar a otro ser vivo.

Para ellos puede ser sumamente interesante observar a un perro, un ave o un hámster, pero deben hacerlo siempre bajo la vigilancia atenta de sus padres.

¿Cuál es la mascota ideal? Eso depende del espacio, del tiempo y del presupuesto que tenga cada hogar y, además, del carácter del niño. Los perros pueden ayudar a que los niños tímidos refuercen su seguridad, mientras que los peces les pueden transmitir tranquilidad. Algunos animales se prestan muy bien para jugar y otros, como los hámsters, necesitan dormir durante el día.

Otro factor a tener en cuenta es la expectativa de vida del animal. Los hámsters no viven mucho, y eso llevará a que los niños deban lidiar pronto con la muerte. Las tortugas, en cambio, suelen vivir muchos años.

De todos modos, una de las cuestiones primordiales también a evaluar es cómo se podrá ocupar la familia de la mascota, ya que los animales sólo pueden tener un efecto positivo en los niños si están contentos con cómo se los trata.

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