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GOURMET | 19-03-2016 08:19

Crece la fabricación casera de cerveza artesanal y gourmet

Hay cada vez más cursos y tutoriales destinados a quienes buscan obtener un sabor diferente de la tradicional bebida. Los casos que pasaron del hobby a un emprendimiento exitoso.

Malta, lúpulo, levadura y azúcar: la fantasía de convertirse en alquimistas y combinar estos elementos en busca de un sabor único cautiva a cada vez más argentinos. La producción de cerveza gourmet de modo artesanal, en la propia casa, es un fenómeno que crece a ritmo sostenido en los últimos años, y según los expertos es mucho más que una moda pasajera.

“La tendencia es explosiva: cada vez más gente elije hacer su propia cerveza y los cursos del Centro de Cata tienen cada vez más suscriptores. Los consumidores demandan algo distinto y se termina formando un hábito: una vez que te acostumbrás a tomar rico y bien, no querés cambiar”, explica Martín Boan, reconocido sommelier de cervezas que tiene su propia marca Bierlife y un restaurante donde todas las comidas, incluso los postres, se elaboran en base a esta bebida.

“Arrancamos porque hacer cerveza es muy simple: los fermentos son de lo más básicos, pero de lo más nutritivos”, explica el arquitecto Ignacio Fernández Diez quien junto a su amigo Christian Müller decidió reconvertir el patio de su casa en Vicente López, para producir y embotellar ‘Zehn Müller’, su propia cerveza artesanal que comparten en asados, fiestas y ferias de pequeños productores.

El crecimiento de los homebrewers - en castellano fabricantes de cerveza- también se nota con el aumento de la oferta de kits de elaboración en Internet, cursos online y tutoriales que acercan la técnica centenaria a cualquier computadora. Además del placer de elaborar recetas imaginativas y sabores únicos los fabricantes aseguran que hacer cerveza es un proceso que requiere pocos materiales: ollas, un quemador, una serpentina de enfriar, balanza, termómetros, embudos y coladores.

“Yo hice esto en casa toda mi vida con mi mamá y mis tíos”, comenta James Foster. Con recetas importadas de Gran Bretaña, él y su esposa Carolina fundaron Boudicca. “Empezamos vendiendo a amigos, después llegamos a ferias como Sabe la Tierra y, ahora, a los bares”, explica y cuenta que en sólo tres años pasaron de fabricar 200 litros mensuales en su casa a 4000, lo que los llevó a mudarse a un galpón para acomodar sus necesidades de producción.

Esta es una realidad de muchos que se animaron a producir su propio ale casero y hoy tienen un emprendimiento o una microcervecería. Los bares nacidos de las ‘breweries’ caseras aumentan en los polos gastronómicos de la ciudad.

Eso les sucedió a los amigos Martín Groppo y Maximiliano Borrello que empezaron como hobby a fabricar su propia cerveza a la que llamaron Trent  y pasaron de elaborar 20 litros a 150.

“Yo empecé porque quería tomar buena cerveza y sentía que quería y podía hacerlo. Y lo que comenzó siendo algo para mí y mis amigos en mi cocina terminó siendo mi sustento familiar”, explica Lucas Ginaca detrás de la barra de Sentidos, el bar que nombró como a la cerveza que produce con su esposa Nancy, en el barrio de Beccar. Copiando el modelo europeo en el que el maestro cervecero trabaja en su propio espacio, Ginaca alienta a todos sus clientes a producir su propia cerveza. “La fabricación tiene todo un ritual, ideal para compartir con amigos. Buscar distintos sabores e intensidades es algo que se disfruta”, agrega.

Lo cierto es que tampoco se necesita un bar cuando la propia casa puede servir de barra. Tal es el caso de ‘Buena Birra Social Club’ , en Colegiales. La microcervecería ofrece cinco estilos distintos en el hogar de Eugenia y Ariel Golia.

Ya mucho más profesionales, Nicolás y Ramiro Rodríguez Etchelet saltaron de trabajar en su casa a instalar uno de los primeros bares con cervecería, Breoghan, en San Telmo. Y a pesar del increíble crecimiento Ramiro, el maestro cervecero, sigue encargándose desde los granos hasta el barrilado en busca de una cerveza “que se salga del molde, y tenga personalidad”.

Por Gabriela Botello | Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.

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