Por María José Bonacifa, editora de Rouge
Perfilando deseos
"Los únicos privilegiados son los niños", había dicho Perón. Si viviera, se daría cuenta que en este momento de la Argentina (no me atrevo a hablar del mundo), los más chicos son todo lo contrario, los más perjudicados.
Los papás de hoy
Mientras hablamos de si el Papa recibe a Cristina, del resultado de las PASO en Salta o de los barras y La Salada, se multiplican pequeños y grandes dramas en la vida de quienes debieran estar abocados a jugar, ir al colegio y ser felices. Pero no, los adultos por su negligencia y sus egoísmos se encargan de que los primeros años de esas criaturas sean un infierno que marcará, sin dudas, su futuro como adultos.
El fantasma y el reggaetón
Una beba quemada en una incubadora, un nene cuya identidad adulterada se ventila en televisión, seis hermanos que piden ser adoptados juntos, dos hermanitas que lloran en la embajada de Estados Unidos obligadas a volver con su papá, un chiquito en el subte que apenas camina y se cae porque la madre chequea el celular...tragedias grandes y pequeñas que a cada minuto marcan esas vidas que recién comienzan y que les quitan tiempo de calesita, pochoclo, Piñón Fijo y plastilina.
Lágrimas en los ojos en un semáforo mientras miro a una nena que lucha por destapar una gaseosa por la mitad que algún conductor le regaló cuando se acercó a pedir monedas. Me pregunto qué estamos haciendo por los chicos, no solamente por los llamados "de la calle" sino por todos y cada uno de los que viven situaciones de violencia, maltrato o abandono. Que no se da solo en quienes reparten estampitas en el tren, sino también en aquellos que están llenos de todo menos de la mirada de sus padres.
¿Quién los defiende, quién aboga por ellos, por dónde se pasan los "derechos del niño"? ¿Hay marchas alguna vez como la de Nisman o la del "que se vayan todos" por ellos? ¿Creemos que vamos a poder tener un futuro mejor si maltratamos y descuidamos a quienes serán sus protagonistas?
No se ustedes, pero de todos los nudos en la garganta que nos provoca la realidad, los más complicados de desatar al menos para mí son cuando los protagonistas son los chicos.
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