Friday 26 de April de 2024
DECO | 16-03-2014 20:55

Un hotel parisino bien de barrio

El Victoria Palace de París nació en 1913 como hotel. Una refacción lo llevó a su fisionomía actual.

Cuando le preguntamos a Michael Erwin, el gerente de ventas del Victoria Palace de París, acerca de las características del huésped habitual del hotel (lo hacemos esperando algunas descripciones de target, edades, naciones, esas cosas que suelen ayudarnos a los periodistas a tener una idea de la experiencia), su respuesta no deja de sorprendernos.

“Por lo general –dice en un castellano perfecto–, son buena gente”. Vista de lejos, la referencia, podría servir para una nota sobre turismo. Pero si acercamos el foco, nos dará algunas pautas arquitectónicas: nos revelará una filosofía hotelera, que mucho tiene que ver con la historia del lugar (historia que Erwin narra con una forma de la pasión que bien podría llamarse deleite).

Para él, “sus huéspedes buscan tener una experiencia que no sólo es del hotel, sino del entorno cercano. Cherche Midi, nuestro barrio, es un lugar con su propio código. Y el Victoria Palace busca reproducirlo en cada uno de sus elementos. Estamos cerca de muchos negocios pequeños: artesanos, cocineros, herreros, ópticos. Y conectar al viajero con todo aquello es parte de la filosofía. Y además, que cada elemento visual guarde una relación con la historia, que nada suceda porque sí en las habitaciones”.

Intentemos explicar cómo este exterior bien propio de la primera mitad del siglo XX (con detalles deco y nouveau) convive con un interior versaillesco. “Victoria Palace (sales@personalhotel. net) nació desde su mismo origen como un hotel. La familia fundadora –que sigue estando a cargo del hotel– vivía allí , por lo que guarda mucho de una manera de vincularse con toda la Rive Gouche, que es un poco lo que lo define. Su dueño actual, quiso conservar ese espíritu. E inició una redecoración muy curiosa: no empezó por el lobby, como suele hacerse en hotelería, sino por los cuartos. Y aun más: pasó de tener más de cien a los 62 actuales. Es una verdadera toma de decisión en cuanto al hospedaje”.

El resultado es que más de la mitad de los cuartos son suites, que se distribuyen a lo largo de siete pisos: espacios como para mirar y quedarse. Cuando decimos “mirar”, nos referimos a que todo guarda una impronta muy cuidada. Su misma estructura tiene que ver con respetar aquel origen, que es el de hospedar gente. A eso se agrega que sus dueños actuales participan de asociaciones de conservacionismo de lugares como Versailles, lo cual habla de un puntilloso trabajo de reconstrucción en el que muchas veces se utilizaron materiales y muebles originales.

La idea es volver a una manera de vivir la ciudad en la que el tiempo y el espacio son categorías intercambiables. Es de aquellos lugares de la ciudad en los que la gente de otros tiempos elegía vivir. Un ejemplo es que, revisando la lista de celebridades que estuvieron en el Victoria Palace, nos encontramos con que Katherine Mansfield, una de las escritoras neocelandesas más importantes (“la Chejov en inglés”), vivió en uno de sus cuartos entre enero y junio de 1922. O James Joyce, que estuvo alojado desde septiembre de 1923 a julio de 1924. Giorgio De Chirico pasó una temporada en 1938.

Más hacia aquí en el tiempo, en los 70 se alojaron Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna, y Pelé. Erwin, que además tiene un blog que es casi como una bitácora del hotel (http:// www.bruissementsdeparis. com), cuenta que “revisando los anales, me encontré con que en 1922, una tarde, Katherine Mansfield citó a Joyce simplemente para que le explicara el Ulysses. O sea que las paredes del hotel fueron testigo también de la historia de la literatura. Eso es algo que también queremos conservar.

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Textos: Pablo Helman.

Fotos: gentileza Hotel Victoria Palace.

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