Ellas se ríen cuando alguien bromea con que los habanos tienen una impronta fálica. Se ríen y sin ningún prejuicio se reúnen a fumar y a catar distintos tipos de habanos en eventos en el que no falta el maridaje de este cigarro cubano con vinos y cócteles de los de mejor nivel.
Perfilando deseos
Son todas mujeres y aman fumar habanos, tal como ciertas famosas, como Greta Garbo, Elizabeth Taylor, Ingrid Bergman, Sarita Montiel, Gina Lollobrigida, Demi Moore y Whoopi Goldberg.
Por eso, lo que comenzó siendo una reunión de amigas aficionadas a este placer se transformó en el Club de Mujeres Fumadoras de Habanos de Argentina, que ya cuenta con 41 miembros. Y cada 15 días se juntan a degustarlos.
Los papás de hoy
El jueves 12 de abril, por la noche, Rouge participó de una cata de habanos organizado por el club junto a Puro Tabaco, distribuidor exclusivo de habanos en el cono sur. La cita fue en una de las esquinas más cubanas de Buenos Aires: el Cuban Bar Boutique, Prado y Neptuno, ubicado en Recoleta.
El fantasma y el reggaetón
Argentinas, cubanas, francesas, brasileñas, colombianas... mujeres de varias nacionalidades que viven en el país se reunieron para dar inicio a este ritual del que tanto gustan. La velada comenzó con una degustación de un cóctel clásico cubano preparado por un barman italiano especializado en buenos tragos.
Luego se inició el momento de fumar los habanos San Cristóbal de la Habana, mientras el sommelier explicaba qué vino íbamos a saborear mientras fumábamos. La primera advertencia: “Chicas, coman algo antes de empezar a fumar para no marearse”. Para eso, claro, habían algunas picadas con jamón crudo y quesos para no tener el estómago vacío.
Antes de prenderlo, la consigna fue cortar la punta del habado desde el cual se fuma para dejar pasar el humo. Y luego, lo importante fue tratar de prenderlo en forma pareja, girando el cigarro mientras le acercábamos el fuego. Otra recomendación: no hacer varias pitadas seguidas, sobre todo si una no está acostumbrada a fumar habanos. Por eso nos aconsejaron hacer pitadas cada un minuto, por lo que un habano puede durar prendido entre una o dos horas.
“No es una adicción, es un gusto. Por eso, y para contrarrestar a quienes nos critican porque dicen que fumar hace mal, a cada nueva integrante del club le pedimos un análisis”, cuenta, entre risas, la presidenta del club, Claribel Terré Morel.
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Si antes de que se termine el habano una quiere dejar de fumar, no se lo debe apagar en un cenicero, como suele hacerse con los cigarillos. Gabriela Murias, una joven integrante del club de tan solo 21 años, explica el motivo: “Los habaneros decían que los habanos tienen espíritu, por eso hay que dejarlos morir con dignidad”.
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