¿Es aconsejable calzar a los niños antes de que caminen? ¿Comprar tres números más grandes para que les duren? ¿Es recomendable amoldar el calzado como lo hacen los adultos? ¿Las mismas zapatillas van para todos los deportes?
El Dr. Fernando G. Troilo, médico auditor de la cobertura médica William Hope, especialista en medicina y cirugía del pie, realizó un listado de consejos para poder elegir el calzado infantil que necesita cada niño.
- No es recomendable calzar a un niño antes de que empiece a caminar, ya que caminar descalzo favorece a su desarrollo.
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- Es aconsejable que el calzado le siente cómodo y le permita libertad de movimiento. No se recomienda comprar zapatillas más grandes para que las use más tiempo. En promedio se calcula que el calzado debe ser 1 a 1,5 cm más largo que el dedo más largo (dedo gordo ó segundo dedo según el tipo de pie).
- La punta de una zapatilla debe ser ancha y larga para permitir el libre movimiento de los dedos. No debe molestar su uso aún cuando el calzado sea nuevo. No se debe esperar a “amoldarlo”, sino que debe sentirse cómodo desde el comienzo. Habitualmente el tamaño de ambos pies no es igual y en éste caso debe optarse por el calzado que se adapte al pie más grande.
- Si el niño no practica deportes y no tiene problemas en el pie, tales como pies planos, pies cavos, etc., serán mejores aquellas zapatillas más flexibles que permitan la movilidad de todas las articulaciones, con suelas más blandas y sin contrafuertes (zapatillas de tela de lona, cuero o sintético). El niño debe caminar un buen rato en la zapatería antes de decidir la compra.
- Es recomendable no utilizar zapatillas con plantillas “standard” ya que el pie es una estructura dinámica que cambia con cada niño y con el tiempo, por lo tanto, una plantilla que es para todos igual puede crearle inconvenientes en la marcha y la estructura del pie a futuro. De ser necesario colocar plantares, las mismas deben ser realizadas en forma personalizada.
Con respecto a la práctica deportiva, hay que tener en cuenta que el calzado debe proteger de las lesiones, permitir la práctica del deporte con comodidad y adaptarse a las características propias del pie y de cada actividad en cuestión.
Tenis: este calzado debe ser ancho, con suela plana y flexible. Es un deporte que exige frenadas y avances rápidos y seguros. Debe ser ajustado por arriba por lo cual se aconseja acordonado.
También es útil que termine en el tobillo, lo cual dará estabilidad pero sin quitar movilidad al mismo. La suela varía según se trate de polvo de ladrillo o césped, pero mantiene las características mencionadas.
Fútbol: el calzado (botín) en sus diferentes versiones, debe asegurar el pie evitando lesiones por impacto directo y permitiendo el manejo de la pelota durante los 90 minutos del juego. Para esto debe contar con una cobertura en la parte superior que disminuya los impactos y tener “tapones” en sus distintas versiones que permitan mejor adherencia a los distintos terrenos de juego, facilitando los movimientos de giro y desplazamientos del ante pie, sin producir lesiones en la rodilla (ligamentos ó meniscos).
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En el caso particular de los niños, el uso de botines con “tapones” debe ser progresivo y con supervisión del entrenador, quién debe explicar qué “actitudes” no deben tomarse respecto al uso de los mismos.
Básquet: la zapatilla debe ser alta, que proteja al tobillo de las torceduras en los saltos, con buena amortiguación y suela adecuada como para permitir los giros y la velocidad necesaria que el juego exige. La duración es clave: si está muy desgastada, sobre todo cuando se juega en cemento y no en parquet, no soportará las presiones y se deslizará en demasía, pudiendo generar lesiones en el pie o el tobillo.
Running: la zapatilla debe ser liviana, con adecuado sistema de sujeción y de amortiguación. Esto no implica que deba tener cámara de aire. Por otro lado se venden zapatillas para pie neutro, pronador o supinador. Esto se refiere a la posición que adopta el pie del corredor durante la marcha o carrera.
Es aconsejable que si se tienen dudas, antes de comprar se consulte al traumatólogo, quién hará una evaluación clínica al niño y eventualmente realizará un estudio de marcha (baropodometría) recomendándole el calzado adecuado para el pie del niño.
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