Friday 26 de April de 2024
CUERPO & ALMA | 03-06-2018 10:00

Cuestión de gestos

La comunicación no verbal se evidencia a través de diferentes canales.

Por Guillermina Rizzo*

Me considero privilegiada por muchas razones: escribir y comunicar es una de ellas; poder vivir de una profesión que implica hacer preguntas para que el otro construya nuevas respuestas

también lo es. Compartir con personas significativas que convierten mi existencia en una sucesión de experiencias intensas, afectivas, estimulantes y trascendentes, máxime cuando un día jamás se asemeja a otro y siempre hay lugar para la novedad, es un privilegio.

Mis queridos/as lectores/as llevo más de quince años estudiando el apasionante mundo de la Comunicación No Verbal y el lenguaje corporal. Recitar de memoria la obra de Paul Ekman, psicólogo pionero en el estudio de las emociones y la expresión facial, me sumerge en el “mágico mundo” de lo que no se manifiesta con palabras.

La Comunicación No Verbal se evidencia a través de diferentes canales. Explicado brevemente, la cara refleja de manera innata las siete emociones básicas a través de microexpresiones: alegría,

sorpresa, tristeza, miedo, ira, asco y desprecio.

Luego está la gestualidad con su elevado componente cultural. La postura corporal que muestra el grado de interés y apertura hacia los demás reflejados en la exposición y orientación del torso. La apariencia que comunica edad, sexo, origen, cultura, profesión, o condición social y económica, entre muchos otros datos.

La háptica, estudio científico del tacto y su influencia en la forma de relacionarnos; la proxémica informa el uso del espacio en la interacción; el paralenguaje que involucra el volumen, tono o velocidad de la voz; por último, la oculésica, que se centra en el estudio de la mirada.

En fracciones de segundos la persona queda al descubierto, puesto que es imposible ejercer el control. Aprender a distinguirlas es casi un arte en el que se combina estudio y entrenamiento, son parte de mi bagaje profesional y les confieso que se torna imposible desprenderse de esos conocimientos en la vida cotidiana. A veces decepciona detectar mentiras, pero también deleita advertir cómo se dilatan las pupilas cuando una presencia resulta atractiva, estimulante; todo un privilegio.

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En esta cuestión de privilegios considero que uno de ellos es encontrar profesionales que desarrollan sus tareas con excelencia, idoneidad, y lo que es más destacable aún, saben comunicar ese cúmulo de saberes adquiridos y de experiencia atesorada.

Días pasados, dediqué un tiempo a la realización de exámenes médicos; las salas de espera y la interacción con profesionales son escenario propicio para “poner en juego los libros sobre Comunicación No Verbal”.

Imágenes y gestos, que parecieran calcados, se repiten. Manos temblorosas, algunas parecen gastadas por el paso del tiempo y alguna profesión ruda; voces tenues que parecieran apagarse, andares parsimoniosos, lentos, acompañados de bastones y muletas. Hombros caídos y pocos torsos erguidos; bufandas, abrigos, que notifican un descenso en la temperatura y la llegada del invierno.

Panzas, manos que se posan en esos vientres registrando y decodificando latidos, “pataditas”, cuenta regresiva traducida en rostros ansiosos, expectantes, emocionados por la vida.

Cientos de historias, caras que reflejan la sorpresa tras haber recibido buenas noticias y “un alta” esperada. Miradas que evidencian dolor y malestar, enmarcadas por unas cejas que entablan una lucha con la paciencia. Pasos ligeros que acompañan una alegría desbordante, todo sucede según lo planeado.

Es un arte decodificar gestos, en esa mañana de privilegios el tiempo se esfuma mientras observo personas con variadas historias de vida. En esa mañana de privilegios me sorprende también una comunicación clara, profesional, coherente, segura, inteligente, humana.

Soy una privilegiada, como en los libros de Comunicación y en milésimas de segundos una mirada con pupilas exultantes desata emociones; me atraviesa, me paraliza, me conmociona, me conmueve, me sorprende; me desconecta de la Psicología y me enlaza. Es una cuestión de gestos.

(*) Dra. en Psicología. Columnista en medios de comunicación. | Twitter: @guillerizzo

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