Friday 26 de April de 2024
CUERPO & ALMA | 06-11-2012 10:34

El calor y la piel de los bebés

Consejos para extremar los cuidados.

La piel de los bebés es entre un 40% y un 60% más delgada que la de un adulto, lo que le confiere mayor permeabilidad a muchas sustancias. Por eso, los medicamentos que se le aplican (cremas, pomadas, ungüentos) deben ser utilizados en baja concentración y duración, y siempre de acuerdo a la recomendación del pediatra. Además, esta condición de la piel propia de los bebés favorece la pérdida de agua y calor. Y por la escasa cantidad de glándulas sebáceas, tampoco cuenta con lubricación natural. Por estas características especiales, la piel del bebé, y fundamentalmente la del recién nacido, requiere de cuidados específicos con la llegada del calor, la humedad y la mayor exposición.

El calor del verano hace que la piel se humedezca muy fácilmente provocando irritaciones y la aparición de dermatitis. Para cuidar esas zonas en donde la humedad es mayor, como pliegues, rollitos y la piel debajo del pañal, es importante mantener una buena higiene. La limpieza adecuada es fundamental para evitar paspaduras e irritaciones, en especial en los primeros meses de vida en que está substancialmente sensible y puede resentirse más fácilmente.

La ropa del bebé es otro punto a tener en cuenta para mantener su piel siempre sana y protegida. Las prendas de algodón y de hilo de colores claros son ideales porque son suaves y naturales, y evitan posibles irritaciones y alergias de la piel. Controlar siempre la temperatura del cuerpo del bebé y adecuar las prendas al clima ayudará también a prevenir estas lesiones dermatológicas.

Sin embargo, hay otros escenarios que pueden afectar la piel del bebé. El roce con el pasto, la tierra, los pisos áridos o húmedos, o con la misma piel, como en la zona del cuello, favorece la aparición de leves paspaduras, provocando una lesión o enrojecimiento localizado.

Los mosquitos y otros insectos son también un factor importante a tener en cuenta a la hora de proteger la de piel de los bebés, especialmente por las reacciones y lesiones que muchas veces producen las picaduras. Por lo general se suelen utilizar usar lociones a base de citronella (componente natural) que se deberían aplicar sobre la ropa del bebé y a su alrededor, pero no directamente sobre su piel, además de usar tules y mosquiteros en ventanas y cunas.

Las zonas lesionadas deben tratarse de forma inmediata para prevenir su avance y/o contaminación. La paspadura se puede poner seca, luego húmeda, y se puede infectar tanto por bacterias como por hongos. La contaminación de la lesión puede ser externa o también por auto infecciones del mismo bebé que al picar, se rasca con las manos y uñas sucias, propias del período del gateo. Por este motivo es necesario tratar las lesiones con los productos adecuados indicados por los especialistas.

Se recomienda tratar el área afectada al comenzar los signos de irritación, utilizando productos que eviten paspaduras. Estos deben ser ricos en vitamina A, óxido de Zinc y aceite de hígado de bacalao, que son componentes cicatrizantes y antisépticos que contribuyen a regenerar la piel de los más pequeños (especialmente los bebés que usan pañales) y a protegerla de los efectos de la humedad y el calor, el roce permanente al que la piel está expuesta, lastimaduras e irritaciones. Es muy importante seguir las recomendaciones del pediatra y utilizarlos según sus indicaciones.

Fuente: Hipoglós

Galería de imágenes

En esta Nota

Comentarios