Por Guillermina Rizzo (*)
Salir a la calle, caminar, correr, darle un abrazo a un amigo y hasta hacer el amor de “la forma convencional” parece complicado, incluso lejano; y si bien contamos cuántos días faltan para terminar con este aislamiento, intuimos y hasta sabemos que la “cuarentena” se puede volver a extender y así seguiremos “guardados/as” durante mayo, junio, ¿quién lo sabe…?
Pero en algún momento “esto” se va a terminar, a controlar a solucionar y volveremos a retomar nuestras rutinas; mientras muchos/as afirman que habrá grandes cambios, la pregunta de hoy es ¿cómo te imaginás que será tu vida después?

Todo lo que tenés que saber sobre RCP
Tengo la sensación de que el mundo que conocimos y en el que “nos movíamos” ya no será igual. Si bien desde la Psicología siempre habilitamos preguntas para que cada uno/a indague y construya sus respuestas, les aseguro que en estos días los interrogantes se suceden por mi mente y se propagan sin cesar. Algunas de ellas son:
¿Nos podremos mover con libertad? ¿Mi abuela de 99 años y tantos otros mayores podrán ir a un restaurante? ¿A qué distancia habrá que caminar en la calle? ¿Probarse ropa? ¿Hojear un libro en una librería que pasó por varias manos? ¿Caricias, besos, abrazos?
¿Las aulas de 30 alumnos y los recreos de 500? ¿Recitales? ¿Mi trabajo, tu trabajo?
¿Volver a la normalidad o reinventar un “nuevo orden?
Cabe preguntarse si esta pandemia no trae consigo la posibilidad de pensar y repensar muchas prácticas, rutinas y costumbres; si este proceso de padecimiento no puede estar “coronado” por algunos cambios…
Estoy convencida que este virus ataca al cuerpo humano pero también destruye sistemas de creencias y paradigmas, muchas teorías y conceptos que pretendían explicar y hasta gestionar realidades hoy también han sido fagocitados; por eso mientras esperamos la “bendita vacuna” hay mucho por replantear y obviamente excede a la Psicología.
El Papa Francisco alerta sobre un virus más nocivo que el COVID-19 al que denomina “egoísmo indiferente”, por eso es tiempo no solo de pensar “en cuándo vamos a salir a la calle” sino en “cómo vamos a salir…”.
Es tiempo de pensar a qué le daremos valor, a quiénes vamos a priorizar, pues las cuestiones son muy variadas y muchas de ellas deberían interpelarnos con urgencia, el coronavirus desenmascaró no solo en nuestro país sino a nivel mundial la “verdadera grieta”, esa que divide entre ricos y pobres, entre los que tienen acceso a la salud y los que ni siquiera se pueden lavar las manos, entre los que tienen sus clases a través de redes y dispositivos y entre quienes ni siquiera cuentan con la posibilidad de acceder a internet.

Claves para lograr una logenvidad saludable
No sé cómo te imaginarás “el día después” a la pandemia y columna especial merecen quienes perdieron seres queridos, pero te aseguro que el mundo que conocimos ya no será el mismo, cambiará a nivel global y cambiarán muchas de nuestras precepciones.
El eje no es cuándo, sino cómo. Este virus nos dejó casi desnudos/as, desprovistos/as de explicaciones y de certezas, nos mostró lo frágiles que somos y nos privó de algo tan esencial como un abrazo, pero le da al mundo y a nosotros/as la posibilidad luego de esta pausa y este aislamiento de redefinir cómo queremos “ese día después”.
(*)Dra. en Psicología. Columnista en medios de comunicación. Twitter/ @guillerizzo
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