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CUERPO & ALMA | 13-07-2016 08:56

Pañales: A no desesperar, cada niño tiene sus tiempos

Lo único que sirve es tomarse la cuestión con calma y saber que es un proceso que llevará su tiempo.

Por Kathrin Wesolowski (especial de la agencia DPA)

Lograr que los niños dejen los pañales es todo un tema. Algunos padres se desesperan cuando el asunto no avanza, y no ven la hora de que el niño entienda cómo funciona. Los nervios pueden aflorar además cuando uno ve que los hijos de los demás amigos ya dejaron los pañales hace rato. No es fácil, pero hay que tener algo muy en claro: presionar a los pequeños no ayuda. Lo único que sirve es tomarse la cuestión con calma y saber que es un proceso que llevará su tiempo pero llegará a buen puerto, siempre y cuando uno lo encare con paciencia.

Lo primero es no comparar al niño con otros, porque cada uno tiene sus tiempos. Por supuesto que hay una edad a la que e muy bueno alentarlos a aprender a retener. Los especialistas consultados recomiendan empezar con los intentos cuando el niño tiene unos dos años. Dicen además que suele llevar unas ocho semanas hasta los chiquitines puedan deambular sin pañales. Al menos de día.

Las noches son un poco más complicadas y llevan más de tiempo. Pero si el niño practica sentarse en la pelela durante el día, irá incorporando la costumbre de hacer sus necesidades cuando esté ahí.

Bea es mamá de una niña de cinco años, Ana. Recuerda que el proceso fue rapidísimo. "La senté en la pelela cuando tenía unos 12 meses", cuenta. Colocó el orinal en un sitio estable y calentito y eligió un modelo con dibujos de colores para que a Ana le gustara. ¡También hay pelelas que emiten música cuando el niño se sienta!

En algunos casos puede ayudar, porque hace que la cuestión de ir al baño sea algo más divertida y que los niños quieran ir solos a sentarse en la pelela.

La pedagoga Astrid Sult dice que esos trucos no suelen acelerar el proceso, pero que al menos lo hacen un poco más divertido.

¿Cómo reaccionar cuando el ejercicio funciona? Sult cree que es mejor no festejar ni felicitar al niño cada vez que se sienta en el baño, porque es importante que ellos mismos sientan la diferencia de estar secos y porque el tiempo que le lleve a cada uno dejar los pañales dependerá más de un proceso de maduración que de un sistema de recompensas.

Dejar los pañales es como aprender a caminar o a hablar: depende del desarrollo físico y psíquico, con lo cual no sirve de nada apurar al niño, y tiene más sentido esperar que llegue el momento de maduración, que suele ser entre el mes 18 y 24 de vida.

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La tónica pedagógica de Sult es: lo mejor es alegrarse junto a sus hijos y acompañarlos con amor en los procesos educativos, pero no premiándolos o recompensándolos cuando algo así les sale bien.

Los más pequeños aprenden por imitación. Por eso hay padres que dejan que sus hijos entren en el baño cuando ellos están ahí y que incluso los sientan en su pelela al lado de ellos.

En todo caso, lo fundamental es que los padres no desesperen. "Las presiones pueden ser contraproducentes y llevar al resultado contrario", dice Sult, que recomienda no aplicar ningún tipo de castigo cuando la cosa no funciona.

Por supuesto, si demora demasiado, se pueden hacer ecografías de la vejiga y de los riñones para chequear que todo esté en orden. La imposibilidad de retener podría estar vinculada a alguna falla orgánica, pero eso es una excepción. Lo que debe primar en la etapa de ese aprendizaje es la paciencia y la comprensión. Siguiendo ese camino, tarde o temprano el momento llegará.

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