Frente a una ruptura sentimental, nosotras lloramos a mares, nos agotamos de extrañar, hacemos el ritual del duelo con una playlist repleta de clichés sobre el mal de amores. Ellos, al contrario, parecieran sentirse aliviados como si los hubieran liberado de una cárcel de máxima seguridad. Sin embargo, en el largo plazo, somos las mujeres las que logramos superar mejor y antes el doloroso asunto. Y no se trata sólo de una intuición colectiva, sino que ahora el supuesto cuenta con base científica.
La afirmación surge de un estudio realizado por la Binghamton University (SUNY) y la University College London en casi 6.000 sujetos de 96 nacionalidades distintas que pretendía establecer las diferencias cuantitativas entre hombres y mujeres a la hora de superar una separación sentimental. Para ello, se solicitó a los participantes que evaluaran su dolor emocional y físico en una escala del 1 al 10. Mientras la media femenina en el primer caso se sitúa en 6,84, la masculina está en 6,58 y; en cuanto a las secuelas materiales, ellas puntuaron en 4,21 y ellos en 3,75.
De acuerdo con uno de los investigadores, el motivo es que las mujeres se entregan más en una relación debido a que, en términos biológicos, para nosotras un encuentro casual implica una mayor responsabilidad que para ellos. Es el riesgo de embarazo lo que termina generando que la mujer tienda a comprometerse más en una relación.
Sin embargo, es esta reacción femenina la que permite una recuperación más rápida. Mientras nosotras sufrimos, ellos se entretienen con la vuelta al mercado de las salidas colapsando así al dolor que antes o después termina apareciendo.
La investigación asegura que las mujeres salen reforzadas de una separación aunque se hayan puesto en el lugar de víctimas debido a que son capaces de sacar algo positivo incluso de una experiencia negativa. En el caso de los hombres, ellos tienden a sufrir las rupturas sentimentales a largo plazo cuando se dan cuenta de que no es tan fácil encontrar un reemplazo que valga la pena. Es ahí donde empiezan a extrañar y a lamentar la pérdida.
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