Lic. Adriana Guraieb (*)
¿Salmón con champagne o contigo, pan y cebolla? ¿Sola o casada? ¿Profesional o madre? Tales parecen ser algunas de las incertidumbres a la que se debe enfrentar la mujer en la postmodernidad que nos toca vivir y muchas abarcan los dos mundos: son las mujeres orquesta, las que administran la economía de la familia, las que también salen a trabajar y van al gym y se actualizan permanentemente, y en lo posible se muestran siempre impecables.
Posiblemente, la lucha por la igualdad, la competencia con el varón y los siglos de sometimiento fueron el caldo de cultivo para el surgimiento de estas mujeres, y junto a que no hubo un adecuado reconocimiento y retribución en las tareas del hogar, el formato tradicional comenzó a desgastarse.
Las mujeres actuales no desean seguir el ejemplo de sus madres en el ideal de lograr la plenitud como “reinas” de la casa.
Hoy observamos que el casamiento se pospone, y la maternidad también, aspiran a su desarrollo profesional, a la par del hombre, disfrutan de la libertad sexual como los hombres, tienen independencia económica y se incrementa día a día la larga legión de mujeres que prefieren la profesión antes que casarse, el desarrollo personal antes que la maternidad, y también la maternidad sin pareja.
Es deseable que la mujer se rebele a los estereotipos de pertenencia a un grupo o a otro y pueda celebrar la autenticidad, un espacio que puede albergar sin contradicción los diferentes aspectos de la subjetividad femenina, a veces sensible, a veces apasionadas, otras abnegadas y, por qué no, temerosas pero también valientes. Ello nos aportará el enorme alivio de aligerar la pesada carga de sobrellevar y cumplir con los mandatos culturales.
* Psicóloga, miembro didacta de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA)
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