Ni moda experimental, ni transparencias ordinarias, ni tampoco la comodidad de lo repetido. Carolina Herrera es capaz de mantenerse fiel a su estilo elegante, clásico y femenino pero con una dosis exacta de innovación que la convierte hoy en una de las mejores diseñadoras del mundo.
La venezolana presentó su colección en The Frick Collection, un museo ubicado Manhattan que posee un catálogo de exquisitas obras de arte clásicas que se caracterizan por mostrar paisajes y retratos y dejar de lado desnudos, temas bélicos e imágenes mitológicas. Así, el desfile de Carolina Herrera pareció estar inspirado en la sutileza de Rembrandt, Degas, Brueghel, Van Dyck, Manet, Monet y Tiziano, entre otros artistas expuestos allí.
Casi como si la diseñadora hubiera querido dar una lección de estilo a celebrities como JLo, Kim Kardashian o Beyoncé, la colección mostró un catálogo sin fin de transparencias en modo recatado y sensual a la vez con un trabajo artesanal de confección en recortes geométricos y textiles vaporosos.
La paleta de los rosas -pálido, intenso y pastel- dominó la pasarela junto con algunas intervenciones de los blancos, los azules y, por supuesto, el negro. Los plisados, fruncidos, tablas y bordados también tuvieron su momento de gloria de la mano de plumas, lazos y flores.
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