Friday 26 de April de 2024
CELEBRITY STYLE | 20-06-2015 09:34

Máxima, antiprotocolar: repite vestidos y así marca tendencia

En una misma semana y en situaciones públicas con atención mediática, reutilizó dos diseños.

Por Julieta Mondet

Le adjudican haber logrado desacartonar a la nobleza  de Holanda y hasta incluso haberla humanizado. Máxima Zorreguieta irradia frescura y calidez gracias a su reluciente sonrisa, a sus gestos de cariño y también por repetir vestuario, algo impensado hace no mucho tiempo entre los integrantes de las monarquías europeas mediáticas.

Pero en ella, lejos de ser criticado, se lo valora y fue entendido como un signo de los tiempos modernos, más despojados de tanta pompa. Y hace unos días volvió a hacerlo.

Fue en la boda del príncipe Carlos Felipe de Suecia y la que fuera estrella de un reality show y modelo, Sofía Hellqvist. Allí, la reina de Holanda no pasó desapercibida tanto por su encanto como por su vestuario. Es que Máxima eligió un vestido bordó de uno de sus diseñadores favoritos, el holandés  Jan Taminiau.  Ese mismo atuendo lo había utilizado dos años atrás, en 2013, cuando su marido fue entronizado. El modelo había sido el elegido para el paseo que los reyes y sus tres  hijas –Catalina, Alexia y la pequeña Ariadna– hicieron por el río Ij para saludar a los ciudadanos. Es decir que fue un vestido “exhibido” en televisión y publicado en casi todas las reseñas. Pero no fue la única ocasión en la semana en la que Máxima repitió vestido. También lo hizo este martes, cuando acudió al Foro Mundial para el Desarrollo, en Italia, donde fue recibida por el presidente del FIDA (Fondo Internacional para la Agricultura), el nigeriano Kanayo F. Nwanze. Entonces, la reina de los Países Bajos eligió un vestido color mostaza que ya había utilizado en dos ocasiones. La primera, en diciembre de 2007, cuando vino a Argentina para pasar fin de año con su familia. Y antes de viajar a Villa La Angostura,  posó junto a su marido, el entonces príncipe Guillermo, y sus tres hijas, en el jardín de la residencia del embajador holandés en Argentina con ese mismo vestido.

Está claro, que pasan los años y no sólo conserva la sonrisa sino también su mismo talle. Prueba de ello es que cinco años después volvió a usarlo. Fue en mayo de 2012, cuando hizo su visita oficial a San Pablo, donde visitó al ex presidente Lula. Allí la reina, que cumplió una agenda que incluyó la promoción de eventos a los microcréditos y productos financieros, usó el mismo modelo color mostaza con apliques en la cintura.

Repetir diseños se ha vuelto una costumbre en ella. De hecho, llegó a repetir el vestido más visto de todo su reinado, el de su gala de entronización durante su acto de juramento. Se trata del vestido azul klein del diseñador Jan Taminiau con cuerpo de encaje y aplicaciones de pedrería y cristales bordados a mano. Y que repitió en marzo de este año en la gala ofrecida por la familia real de Dinamarca en el palacio Christianborg de Copenhague. Aunque esa segunda vez lo llevó sin la capa.

Con detalles así, Máxima parece aportar signos de la adecuación a los tiempos de instituciones cuestionadas como las monarquías.

Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.

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