Por Dr. Jorge R. Alonso (*)
Los mecanismos de defensas de las bacterias van in crescendo debido al abuso que hoy
se hace de los antibióticos y, ante esta situación, la naturaleza nos brinda productos para
fortalecer el sistema inmune.
En las plantas medicinales y en los alimentos disponemos de excelentes fitoquímicos
con actividades antimicrobianas. Esto no es un hallazgo reciente, sino que se remonta a
épocas pretéritas. Por ejemplo, el ajo cuenta con virtudes antibióticas, reestablece el sistema inmunológico y combate bacterias, virus y parásitos.
En casos de fortalecimiento del sistema inmunitario a nivel respiratorio, las plantas más
empleadas son la equinácea, el tomillo, la cebolla, el sauco y el jengibre. Si los usamos en forma de tisanas, y los endulzamos con miel, se refuerza el poder antibiótico. Todos ellos cuentan con un alto poder inmunoestimulante y antiviral.
Para diarreas e intoxicaciones alimentarias, la Guayaba (hojas) actúa sobre casi todos los
gérmenes contaminantes del intestino. A nivel de vías urinarias, se utilizan la Uva ursi y los arándanos rojos.
En patologías cutáneas infectadas, el aceite de melaleuca y las cremas con caléndula
siguen siendo productos de primera línea. Como reforzador inmunológico general tenemos Ginseng Coreano, Ginseng Siberiano, muchos hongos medicinales, Propóleos y Bardana.
Todos los fitoquímicos de plantas medicinales y alimentos pueden ingerirse en su forma
habitual (como producto culinario), en jugos, o en extractos estandarizados que permiten
una altísima concentración de activos con una sencilla toma por vía oral (cápsulas o
comprimidos).
(*) Presidente de la Sociedad Latinoamericana de Fitomedicina.
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