Sunday 28 de April de 2024
ESTILO MARIANA | 01-07-2015 11:51

Marina Borenstein, una mujer que aprendió a vivir en el presente

Se siente más escritora que actriz. Su libro Enfermé para sanar nos cuenta cómo enfrentó día a día una enfermedad que la sorprendió en el mejor momento de su vida.

Su infancia tenía el sabor de la familia unida; el ejemplo de sus padres la convirtieron en una mujer con valores: “Vengo de una familia de gente muy buena, noble, de buena madera. Papá era un caballero. La gente lo dice, lo sabe, lo ve, tenía fama de malhumorado, pero era un gran hombre. Y mamá una gran mujer.”

Estudió actuación, teatro, canto, baile, hizo todo lo que había que hacer para cumplir su sueño, ser una Meryl Streep. A pesar de que su maestro (Carlos Gandolfo) le decía, “esto no es lo tuyo”, ella insistió y en los ´90 estrenó un unipersonal en el que contaba su vida como hija del más grande de los humoristas y críticos de la vida argentina que hayamos tenido, Tato Bores.

Siguió su vida, se convirtió en mamá de Malena. “Yo la tuve de grande y la deseaba un montón, quería una mujer y se llamaría Malena y así fue.” El ejemplo de Berta (su madre) la convirtió en una mamá dedicada.

¿Sos obediente no? Le pregunto cuando me cuenta que su maestro de teatro la introdujo en la new age, terapias y lecturas alternativas que eran indispensables para conectar con su ser espiritual. “En algunas cosas no está tan bueno… pero en otras me salvó la vida, esta bien escuchar a los que saben y aprender.” Al entregarse a la sabiduría de sus maestros en aquel entonces no sabía que sería su salvación en el peor momento de la vida. El cáncer es una enfermedad que no queremos nombrar, Marina dice que hay que llamar a las cosas por su nombre.

Tuvo la necesidad en medio del aturdimiento de buscar porqué se había enfermado, no le bastó con saber que habían extirpado su tumor. Todavía tenía que conocer cuál había sido la razón por la cuál su cuerpo perdió las defensas que la hicieron vulnerable. “El proceso ya no lo recuerdo, fue una búsqueda desesperada de respuestas, quería encontrar lo que luego encontré. qué era lo que estaba tan mal en mi para llegar a tener un cáncer.

De a poco Iba entendiendo que esto venia para algo, a decirme algo. Primero se enferma el cuerpo emocional hasta que llegue al órgano. Lleva mucho tiempo hasta que se produce esa desarmonizaron.”

Según Marina en el día a día uno se olvida de conectarse con el espíritu, en lo que realmente es esencial, en el presente y se vuelve a enganchar con la neurosis de la disconformidad. “Uno deja de enfocar ahí y lo pierde. Pero ahora no me pasa, a veces estoy muy ocupada y me doy cuenta de que no medité, entonces vuelvo rápidamente a lo espiritual. No puedo dejar de estar conectada con mi ser espiritual. No quiero acordarme del pasado. Practico vivir en el presente.”

Su marido Oscar Martinez, un hombre talentoso, sensible y reconocido llegó a su vida en el momento justo, antes de enfermar, pero quizás anticipando una nueva vida para ella. Estaba muy triste y le pidió a su padre implorando al cielo que la ayudara a encontrarse con su felicidad. “Esa mañana salí a caminar por Palermo y pasé por un árbol que plantaron en nombre de mi padre, empecé a pedirle encontrarme con Oscar (lo había conocido hace un tiempo)… y de repente aparece Oscar, casi me muero!! No lo podía creer!

Actué (cuando la necesito saco la actriz), le dije: -Qué tal? Cómo estás? Y Lo convencí de ir hasta el árbol de mi padre. Después de ese día no nos volvimos a separar, pasaron 9 años. El fue un sostén muy amoroso en el período de la enfermedad.

Marina parece haber aprendido a vivir, entendió que se podía ser feliz con el presente, con cada instante de vida que tenemos y que a veces no vemos. ¡Gracias Marina, por tu testimonio y tu valentía al compartir con nosotras, mujeres, una experiencia conmovedora que nos despierta.

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