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Fiestas

Celebrar, de eso se trata

Por Guillermina Rizzo. Este año hemos renunciado a muchas cosas, a muchos momentos, a muchos afectos, estos días tan especiales y emotivos son irrenunciables, habrá que reinventar el modo, pero no debemos dejar de celebrar!.

Por Guillermina Rizzo

Ya no caben dudas que nos acercamos a las fiestas más inéditas de nuestra historia; hasta mi abuela de 99 años confiesa que jamás vivió “algo así”; cuando en el mes de abril mencioné los tapabocas con motivos navideños me tildaron de exagerada.

Lo cierto es que aunque “los casos han bajado” este tramo final del año también se ve alterado por el Covid- 19.

Las fiestas, generalmente, son un motivo de estrés por lo que implica organizar, de tristeza potenciada ante la ausencia de quienes ya no están, de discusiones porque tal vez hay que compartir con alguien indeseado, de malestar porque el dinero no alcanza, de indiferencia exacerbada porque hay quienes las prefieren evitar; lo cierto es que las fiestas son el telón de fondo para un sinfín de estados y emociones

¡Y este año hay que agregarle la pandemia! ¡Un esfuerzo más!

Las reuniones, sin dudas, se verán modificadas y los encuentros estarán tan alterados como sucedió con la vida de cada uno. Las fiestas estarán presididas por el alcohol en gel y por los tapabocas, las reuniones (esperemos) con menor cantidad de participantes y con distancia.

¿Cómo celebrar estas fiestas coronadas por el virus?

Estas fiestas serán inolvidables, raras, extrañas. Desde los coros con sus villancicos hasta los “pesebres vivientes” me atrevo a asegurar que serán virtuales. Fue un año intenso, pesado, doloroso, costoso, pero hoy más que nunca es necesario el “ritual de la celebración” y la Navidad permanece estoica e inmune a la pandemia.

Sin dudas es un tiempo en los que la inventiva es indispensable, pues habrá que encontrar la forma de demostrar afecto sin abrazos y de sentir presencia en medio de grandes ausencia. Los adolescentes, nativos digitales, socializarán a través de sus dispositivos, y los más pequeños tal vez podrán crear objetos y manualidades para compartir en la mesa navideña, para regalar o enviar a quien el distanciamiento impide congregar

Fechas y momentos en las que se movilizan personas y especialmente afectos, y para muchos es el día del encuentro; ancianos que esperan ser recogidos del asilo “para pasar ese día”, hijos que viajan al encuentro de sus padres, familias que se reúnen; indudablemente la Navidad es el ritual que articula y que marca a veces de por vida.

Si bien habrá mucho “prohibido” o vedado habrá que ser creativos porque también hay mucho que se puede hacer a pesar del autocuidado y la prevención. Lo primero será centrarse en el rasgo distintivo de este año, si solo vemos lo que no se puede hacer la frustración será grande, mientras que si nos enfocamos en que será una Navidad distinta el costo emocional será menor.

El poder de la mentira

Este año hemos renunciado a muchas cosas, a muchos momentos, a muchos afectos, estos días tan especiales y emotivos son irrenunciables, habrá que reinventar el modo, pero no debemos dejar de celebrar.

Este año no sé si mis afectos más importantes podremos reunirnos, así que en mi árbol de navidad en esta ocasión, reemplacé la decoración tradicional por objetos “personalizados”; este año cada adorno tiene el nombre de esos seres imprescindibles en mi vida; están los vivos y los que ya partieron, y entre luces y colores estás vos también mi querido lector. ¡Feliz Navidad!

 

* Guillermina Rizzo. Dra. en Psicología. Columnista en medios de comunicación. Twitter @guillerizzo

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