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CUERPO & ALMA | 14-02-2016 02:11

El síndrome de la mujer orquesta

Trabajan, pagan las cuentas, mantienen el hogar, cuidan a sus hijos, hacen ejercicio y salen. Así, como malabaristas, las mujeres orquesta suelen estresarse debido a la obsesión por controlarlo todo.

(*) Por Santiago Gómez

La Revolución Industrial produjo diferentes cambios en la sociedad que afectaron el rol que la mujer venía desempeñando hasta aquel momento. El quiebre produjo que ellas pasaran del lugar de amas de casa a tener múltiples funciones y ocupaciones:

-atender a los hijos;

-tener una relación de pareja;

-las tareas del hogar;

-salir a trabajar;

-cuidar su cuerpo;

-tener actividad física;

-las amistades.

Son mujeres que realizan múltiples tareas, que comienzan el día muy temprano y que a la noche se acuestan tarde y agostadas porque duermen menos cantidad de horas de las que necesitarían. Son personas que no saben delegar porque piensan que como ellas lo hacen, nadie va a saber realizar las cosas. No pueden pedir ayuda porque no confían en los otros, por lo tanto, tienen tendencia a hacerse cargo de todas las obligaciones.

Algunas características de su personalidad:

- son autoexigentes;

- perfeccionistas;

- detallistas;

- su pensamiento es “que todo lo pueden”.

¿Qué consecuencias provoca?

Puede afectar su calidad de vida, ya que terminan la jornada saturadas producto del estrés que les causa el ritmo que llevan y del cual no pueden poner un freno.

También pueden aparecer síntomas de ansiedad (ahogos, inquietud, insomnio, etc) y alteraciones en el estado del humor (angustia injustificada, irritabilidad, poca tolerancia, sensación de vacío) que perturban el desenvolvimiento normal del individuo en sus diferentes ámbitos.

Para poder realizar un cambio las “mujeres orquesta” tendrían que aprender a:

-anotar las tareas que tienen que realizar para sacarlas de la cabeza y no agotarse.

-organizar lo que tienen que hacer por orden de prioridades.

-diferenciar lo que es urgente de lo que es importante.

-no dar las cosas por hecho o por sobreentendido esperando que los otros se den cuenta, sino que deben de pedir lo que necesitan.

-aprender a decir NO puedo.

-ser asertivas, expresar de buena manera lo que piensa y siente.

-poner la atención en las necesidades físicas y psicológicas para no enfermarse.

-delegar.

La MUJER ORQUESTA tiene que entender que pedir colaboración no es un signo de debilidad, sino que se trata de una conducta saludable.

(*) Santiago Gómez es licenciado en psicología y director de Decidir Vivir Mejor y del Centro de Psicología Cognitiva (Matrícula: 15.159): www.decidirvivirmejor.com.ar.

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