Thursday 25 de April de 2024
ESTILO MARIANA | 07-03-2017 10:38

Una película que nos hace pensar sobre la discriminación y el sexismo

“Talentos Ocultos” es un film que permite reflexionar cuánto ha cambiado el valor que se les da a la mujer y al racismo.

“Talentos Ocultos” es un film que nos permite reflexionar sobre cuánto ha cambiado, desde los ´60 hasta hoy, el valor que se les da a la mujer y al racismo. ¿Siguen estando presentes los mismos prejuicios de entonces?

Los personajes principales son tres mujeres negras de Estados Unidos en los años 60 que se convirtieron en verdaderas “computadoras humanas” de la NASA. Trabajaban en las sombras, sin ningún tipo de reconocimiento; sin embargo, hicieron todos los cálculos necesarios para enviar al hombre a la Luna. Su labor fue fundamental para que uno de los mayores logros de la humanidad se hiciera realidad.

A pesar de que su trabajo se producía en un sector apartado el resto y carecían de cualquier posibilidad de ascenso laboral o beneficios de cualquier tipo (es necesario decir que estas mujeres no figuraban en los informes del organismo, como si no existieran) y hasta se les prohibía utilizar el mismo baño al que acudían los blancos, entregaron su mayor esfuerzo para demostrar sus habilidades, para derribar, contra viento y marea, cada uno de los obstáculos que se les imponían, primero por ser negras y, sobre todo, mujeres.

Con el telón de fondo de la lucha por los derechos civiles, liderada por Martin Luther King, y bajo la presidencia de John F. Kennedy se les abrieron ciertas puertas “necesarias” para que pudiesen calcular la trayectoria de la cápsula en la que John Glenn se convirtió en el primer estadounidense en entrar en órbita. El jefe de la sección (interpretado por Kevin Costner) se hizo del logro de las tres mujeres para llevar a buen puerto la aventura aeroespacial estadounidense. La física y matemática Taraji Henson (Katherine Johnson), la matemática e informática teórica Octavia Spencer (Dorothy Vaughan) y la matemática e ingeniera aeroespacial Janelle Monáe (Mary Jackson) fueron partícipes imprescindibles (e invisibles) para que la NASA le ganara la carrera aeroespacial a una Unión Soviética que hasta ese momento llevaba la delantera.

Desde los años 60 hasta la actualidad pasaron más de cincuenta años. Sin embargo, después de haber tocado el punto más alto en lo que se refiere a la consideración de los derechos civiles de los negros con la consagración de Barack Obama por dos períodos consecutivos como primer mandatario, los Estados Unidos han elegido a un presidente que desprecia a los inmigrantes y maltrata a su propia mujer en público. ¿Se avecina un retroceso? ¿Están en peligro los logros conseguidos?

Sin duda, Marie Curie, innovadora en el estudio de la radiactividad (dos premios Nobel); Indira Gandhi, primera ministra de la India, pensadora política brillante o Frida Kahlo, que tras un accidente que la dejó postrada se transformó en una de las artistas más deslumbrantes del Siglo XX, entre otras tantas importantes personalidades, dirían que gracias a sus esfuerzos y trabajo han habido muchos avances con respecto a las posibilidades que tienen hoy las mujeres de consagrarse como profesionales y hacer con total libertad lo que sueñan. Es muy cierto. Pero hay mucho camino por andar todavía. ¿Se han erradicado realmente la discriminación y el sexismo?

Todavía existen dificultades para que la mujer sea reconocida, pueda contar con las mismas oportunidades, la misma remuneración, la misma valoración que los hombres. Incluso en Hollywood (sus actrices) se pronuncian en ese sentido y reclaman igualdad de condiciones. Y ni hablar de tantas mujeres anónimas que día a día luchan por su deseo enfrentándose a trabas inconcebibles: prejuicios, desvalorización, desigualdad, desconocimiento.

“La mayoría de nosotras, como mujeres esperamos lograr nuestra libertad en el escenario social establecido y pensamos que, en algún lugar, debe existir un entorno feliz en el que hombres y mujeres puedan compartir su libertad y su responsabilidad…”, sostenía Yoko Ono en su ensayo “La feminizacion de la sociedad”, en 1974. No creo que la valentía deba estar aliada al avasallamiento, a la violencia, al autoritarismo. No creo que el fin justifique los medios. La conquista de derechos, en el mundo de hoy, debería ser la recuperación de lo femenino como calidad que envuelva cada acción, cada decisión.

El logro más urgente al que debe aspirar la humanidad no es la conquista del Espacio, sino la natural y absoluta consolidación de los derechos de la mujer, sin ningún tipo de obstáculos o condicionamientos. Queda mucho camino por recorrer. Aquí, en la Tierra.

Twitter: @Marianaarias

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