Por Dra. Guillermina Rizzo (*)
¡Última columna del año!
Ya es “un clásico”, tras 4 años de “Perfil” perpetuados en
Todo lo que tenés que saber sobre RCP
letras, que en esta ocasión formule mis deseos para la próxima
etapa; ya es también “un ritual” que te convoque y estimule a
que hagas tus lista de deseos.
¿Ya pensaste en tus deseos para el 2020?
Estas letras se fundamentan, nutren y sostienen en y desde la
Psicología, por eso si estás a punto de formular tus deseos para el
calendario a estrenar, valen algunas preguntas.
¿Es igual querer o desear? ¿Hay una receta específica para
enunciar los deseos? ¿Existe un método infalible para que los
deseos se cumplan?
Frecuentemente se confunde el querer una cosa con desear algo y se
“emparejan” dichas acciones cuando el significado de ambas
difiere sustancialmente. El deseo puede considerarse como el
“concepto estrella” del Psicoanálisis. Freud, Lacan y muchos
otros/as dedicaron años al estudio de este. Sin embargo, a “simple
viste”, en el uso cotidiano, el concepto está trivializado y
equiparado con el querer alguna cosa.
Para estas horas ya están circulando mensajes, emoticones, fotos,
animaciones, “videítos”, sí, esos muy creativos que saturan la
memoria del dispositivo, y el denominador común es enviarte deseos…
¡Deseos! ¡Concepto muy profundo!
El deseo tiene un “prerrequisito”, desear implica una condición:
la pérdida del goce, la falta del alcance “casi instantáneo” de
la satisfacción. Para que existan los deseos el punto de partida es
la falta de goce.
¿Y qué es goce?
Vulgarmente también se confunde placer y goce, sin embargo para el
Psicoanálisis son opuestos. El placer está relacionado con lo que
hace “esfumar” a la tensión, de esta manera el placer es quien
le pone límite al goce; así el goce es del orden del “gasto (de
energía), inclusive de la hazaña.
¡Ya sé mis queridos/as lectores/as! Son los últimos momentos de un
año intenso y tal vez están esperando la fórmula mágica para que
se cumplan los deseos, y en cambio los/as “embarullo” con
Psicoanálisis.
Es simple, o tal vez no tanto; el goce es quien le pone punto final
al deseo, el goce es meramente pulsional, empuja hacia la
satisfacción; mientras que el deseo está signado por la constante
insatisfacción y es síntoma de la falta, de nuestras carencias.
¡Síntoma de la falta! ¡Carencias!
Faltas, carencias y también ausencias determinan que “Perfile mis
deseos”.
Ausencia de honestidad, integridad, decencia, honradez, ética;
elementos claves para terminar con la corrupción y “el acomodo”.
Carencia de empatía, sensibilidad, afecto; factores indispensables
para construir una sociedad menos indiferente.
Ausencia de compromiso, de solidaridad, de respeto, de consideración;
acciones que nos conducen a un exacerbado individualismo donde vale
“pisar al otro”, donde el otro es un extraño prescindible.
Falta y ausencia de lo perdurable, de lo indeleble, de lo perenne;
nos conduce a vínculos efímeros, ocasionales, oportunistas, a
mensajes banales y vacíos, en lugar de relaciones colmadas de
sentido y hasta eternas.
Ausencia de perseverancia, constancia, tesón, convicción;
ingredientes para que los deseos jamás se cumplan.
Culmina el año, tiempo para pensar en lo que nos falta como sociedad, en los aspectos carentes e incompletos de cada uno/a y lanzarse a la maravillosa aventura de ir por ellos. ¡Feliz 2020!
(*)Dra. en Psicología. Columnista en medios de comunicación. Twitter/ @guillerizzo
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