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CUERPO & ALMA | 30-10-2019 18:35

El síndrome Monica Geller: qué es el TOC de la limpieza

El éxito de la serie Friends se debió, en parte, a que supo mostrar las problemáticas de la gente de a pie. Una de las protagonistas tenía una obsesión con el orden y la limpieza. Claves para entender este tipo de trastornos y cómo identificarlos.

Por Luciana Alfie y Marina Diksaitis

Muchos fanáticos de la serie norteamericana “Friends” (muy comentada este año tras haberse cumplido 25 años de su

estreno en la pantalla chica) recordarán a una de sus entrañables protagonistas Monica Geller y su obsesión por mantener a la perfección el orden y la limpieza.

Si bien en la tira se lo muestra como un rasgo simpático e inofensivo de la personalidad, el TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) está catalogado como un trastorno de ansiedad que, si no es tratado correctamente, puede transformarse en crónico.

“Lavarse las manos repetidamente, ordenar cosas con criterios muy específicos y ritos ligados al chequeo del cierre de llaves de gas son muy frecuentes en los pacientes argentinos. Lo que más recibo en el consultorio son los TOCs verificadores. Lo que el paciente chequea puede ir cambiando, pero son los más recurrentes” explicar el Dr. Juan Cristóbal Tenconi, psiquiatra y psicoanalista miembro de APA (Asociación Psicoanalítica Argentina) y expresidente de APSA (Asociación de Psiquiatras Argentinos) en diálogo con Rouge.

Las personas con TOC, tienen pensamientos repetidos y angustiantes (obsesiones). En respuesta a estas obsesiones se

producen ciertos comportamientos (compulsiones) que necesitan repetir una y otra vez. Estos pensamientos incontrolables causan ansiedad, haciéndoles comprobar las cosas repetidamente o realizar rutinas y rituales a diario. Llevar a cabo estas rutinas y rituales puede traer un alivio breve, pero es únicamente temporal.

Los pacientes con TOC suelen agruparse según el tipo de compulsión que predomine en ellos: lavadores y limpiadores;

verificadores; ordenadores; acumuladores.

El personaje interpretado por la actriz Courteney Cox en la serie de los seis amigos neoyorquinos pertenece al primer y al cuarto subtipo. No sólo la limpieza de su hogar debía ser impoluta (en parte gracias a los productos para limpiar que ella misma fabricaba), sino que los muebles tenían en su casa un orden y posición específicas cuidadosamente estipulados. En una escena de la sexta temporada se puede observar cómo Monica entra en crisis después que su pareja -en un intento por contribuir al trabajo doméstico- corre los sillones de lugar para limpiar y luego, sin respetar la ubicación original, los vuelve a acomodar.

Una noche, cuando tenía 16 años, Emilio Rodríguez se fue a dormir temprano porque al día siguiente tenía un examen. En voz baja y sin saber por qué se puso a contar hasta diez. “Empecé a sentir ansiedad y no podía parar de contar. Diez veces diez. Cuando me equivoqué tuve que volver a empezar” cuenta Rodríguez, un financiero cordobés que padece este tipo de obsesiones. “Si no conseguía completar los procesos consecutivos mi suerte se iba a ver afectada. En ese momento pensé que si no lo hacía me iría mal en el examen”.

“Con la crisis el cuadro es más grave. Los TOC suelen aumentar con la ansiedad, y en momentos de crisis socio- económica como la que vivimos actualmente suele incidir, ya que los pacientes descargan su estrés y su angustia con este tipo de comportamientos” explica el Dr. Tenconi, y agrega “es importante consultar a un profesional cuando la persona se sienta angustiada frente a algún comportamiento obsesivo, o cuando le dedique tiempo en exceso y ello no le permita llevar a cabo sus tareas cotidianas. Hay gente que se despierta tres horas antes de lo previsto porque sabe que tendrá que chequear todas las llaves de luz y gas veinte veces antes de salir. Por otro lado, las mujeres, pueden estar sufriendo un TOC de limpieza, pero al estar estereotipadas por su género a las tareas de esta índole, no se logra identificar correctamente”.

Por su parte, la psicóloga Estela Lipowickz, explica a Rouge: “El TOC en la infancia es más usual de lo que parece. Suele estar mal diagnosticado bajo otros trastornos. El niño no tiene conciencia de lo que le ocurre, generando así desconcierto y culpa. El tiempo entre la aparición de los síntomas y el inicio del tratamiento marca una etapa molesta y difícil en la relación con los padres y amigos, con sus actividades y el rendimiento escolar. A los chicos les resulta

complicado contar sus síntomas, por lo tanto, se aconseja que los padres estén atentos a cambios en el humor y actitudes que pudieran indicar que algo no va bien. En todos los casos se recomienda recurrir a un profesional para un pronto diagnóstico”.

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