Thursday 28 de March de 2024
CUERPO & ALMA | 11-12-2016 17:05

Con tranquilidad y rituales: así se duerme a un bebé

De acuerdo con los pediatras, lo primero que hay que evitar son los estímulos externos.

Por Leonie Merheim (especial de la agencia DPA)

De día el bebé duerme plácidamente, pero por las noches llora todo el tiempo y es imposible de calmar. En esos casos ayudan los rituales, que transmiten seguridad y tranquilidad.

De acuerdo con los pediatras, lo primero que hay que evitar son los estímulos externos, como por ejemplo ordenadores o televisores, ya que distraen a los niños.

En el caso de algunos bebés, ayuda llevarlos en brazos de un lado al otro, aunque allí el principio es el mismo: nada debe distraer la atención del niño. La cara del bebé debería estar dirigida siempre hacia la persona que lo tiene en brazos para evitar estímulos visuales, y los padres también deberían evitar todo tipo de estrés a la hora de dormir, como discusiones u otro tipo de alteraciones de la rutina, ya que eso se transmite al pequeño.

Los bebés perciben desde muy temprano su entorno, por eso conviene acostumbrarlos a la voz de los padres desde que están en el vientre de la madre. Eso fortalece el vínculo entre los padres y el niño desde muy temprano. También ayuda mecerlos, porque eso simula los movimientos que percibían en el vientre materno y los calma.

Es importante saber que en los primeros meses los bebés aún no tienen un ritmo de sueño-vigilia regulado. Por eso, al principio, suelen ser activos a la hora en la que nacieron. Es importante que los bebés se acostumbren a ritmos estables, en especial al ritmo día-noche. Por eso los padres deben planificar las actividades del niño durante el día de modo de que estén cansados por la noche.

Ir a la cama debe ser un ritual lo más estable posible, y eso incluye a las personas que acuestan al bebé. Es decir, las personas que lo hacen dormir deben ser unas pocas y tomarse su tiempo para hacerlo. Si la persona que acuesta al bebé está estresada o nerviosa, lo transmite al pequeño.

Si nada de eso funciona, hay que pedir ayuda y no tratar de relajarse a la fuerza porque tampoco funciona. Lo mejor es que ayude alguien que conoce bien al bebé, como un abuelo o un amigo cercano. Para que el bebé esté tranquilo, también es necesario haber cumplido con los rituales asociados a la hora de dormir, como cambiarle los pañales.

Lo ideal es hacer algo en lo que el niño pueda adoptar un rol pasivo, como leerles o cantarles algo. Además, debe haber un periodo de tiempo establecido para dormir, como por ejemplo diez minutos. El bebé internaliza esos periodos y eso le ayuda. Pero cuidado: si el ritual es muy largo, genera el efecto contrario y puede llevar a que el bebé se sienta animado a jugar, por ejemplo.

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Darles algo de comer a la medianoche también suele tener un efecto más despabilante que tranquilizador. Lo ideal es que se haya cumplido con la cena al menos media hora antes de dormir. Los niños sanos tampoco necesitan beber algo por la noche. La mayoría de los bebés suelen estar tranquilos y satisfechos después de ser amamantados, gracias, en parte, a las sustancias calmantes contenidas en la leche materna.

En general, los bebés necesitan sobre todo una cosa: seguridad. Y la seguridad se transmite a través de los rituales, pero también de acuerdos entre los padres, como por ejemplo establecer si el bebé dormirá en la cama con ellos o en su cuarto. A medida que crece, el niño debería percibir que los padres confían en que duerma solo. Esa separación de los padres también es importante para generar un buen clima familiar. Acostumbrar al niño a dormir con sus padres desde pequeño puede generar cierta falta de independencia en años posteriores.

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