Este tipo de situaciones suelen ser complejas. A veces en las escuelas o en los equipos de trabajo se genera una situación en la que una de las personas es excluida y atacada por lo bajo por algunos de sus compañeros, pero los demás, que perciben lo que sucede, no saben cómo manejar el problema.
En lugar de encarar directamente a los involucrados, lo que uno puede hacer es intentar ayudar sin llamar la atención, por ejemplo, preguntándole a la persona que sufre el mobbing cómo se siente con tal o cual cosa. De ese modo, no sentirá que está totalmente librada a algo que parece ser producto de todo un grupo en su contra.
Lo importante es tomar en serio el problema sin agigantarlo. Por supuesto, es todo un arte, pero se pueden generar pequeñas conversaciones para que el afectado sienta que puede confiar en quienes lo rodean. Por supuesto, tener una conversación en confianza con la persona y luego ir a contarles a los demás qué se conversó sería contraproducente. Si uno realmente quiere mejorar el ambiente y ayudar a que esa persona se sienta bien, debería aportar sin ser parte de un circuito de chismes.
Fuente: Agencia DPA.
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