Saturday 20 de April de 2024
CUERPO & ALMA | 16-10-2016 09:01

Ser mamá: función y vocación

Una reflexión sobre la mujer más importante de nuestra vida en su día.

Dra. Guillermina Rizzo

Me resulta difícil escribir esta columna, pues el tema de hoy tiene que ver con lo que no soy y con lo que perdí, pero lo cierto es que en Argentina se celebra el día de la madre y sin dudas muchas merecen la columna de hoy.  ¿Cuál es el origen del día de la madre? ¿Cuáles son los desafíos para una mamá en el siglo XXI? ¿Madre hay una sola?

Un recorrido por la historia refleja que la celebración tiene diversos orígenes y mitológicos, ya que en la Antigua Grecia se celebraba una fiesta en honor a Rhea, madre de los dioses Júpiter, Neptuno y Plutón y a la diosa Cibeles que simboliza a la Madre Tierra. Posteriormente en el siglo XVIII en Inglaterra, se dedica el cuarto domingo de Cuaresma a todas las madres operarias quedando exentas de tareas para que puedan compartir con sus hijos; la tradición se extiende posteriormente a Estados Unidos, y de allí, poco a poco a los países hispanohablantes.

Ya sea por deseo, azar o desliz la mayoría de las mujeres pueden convertirse en madres, y si bien en los últimos tiempos en el que muchas postergan la maternidad se pone en tela de juicio si verdaderamente existe el instinto materno, lo cierto es que el instinto se despliega y más allá de la preservación de la especie, quien tiene en su regazo a su recién nacido lo encuentra el ser más bello del mundo y se dispone a cuidarlo hasta los 18 años, los 21, ¿los 30…? seguramente durante toda la vida.

La maternidad es una función y una vocación que no tienen lugar para el descanso, primero se estructuran las horas de sueño, alimentación, aseo y se decodifica el llanto; luego cuando el pequeño da sus primeros pasos vela por evitar golpes e impedir que se enfrente a los peligros de un enchufe. Posteriormente llega la etapa de escolarización y al tiempo que pasa de grado crecen las preocupaciones: “estudiá, lavate los dientes, apagá la luz y dormí, apagá la compu, rodéate de amigos sanos, no fumes, concentrate en la universidad…”. Ser madre es contemplar que un día suena el timbre y en la puerta se encuentra la novia que, además de distar de lo que se anhelaba, la visitante se encierra en el cuarto de ese “bebé” al que hasta hace poco le contaba cuentos.

Si bien en la actualidad el microondas, el lavarropas, los pañales descartables han resuelto problemas que antaño insumían demasiado tiempo, las preocupaciones de hoy son más complejas: el maltrato por parte de niñeras, adicciones, inseguridad, entre otras. Ser madre en el siglo XXI implica que más allá de lo avances, aún se tiembla cuando al hijo lo operan de apendicitis, aprende a andar en bicicleta, luego a manejar y permanecer por horas desvelada aguardando la llegada de las primeras fiestas.

Ser madre involucra varios oficios: es la cocinera que hace papas fritas con milanesas, la compañera de juegos que se disfraza y emula a la mujer maravilla, el chofer que en ocasiones se convierte en transporte escolar, la maestra que ayuda con los problemas de matemáticas y la que pone cara de erudita cuando intenta reparar la play station.

Ser madre es cerrar el puño y apretar los dientes cuando un hijo sufre y reír a la par cuando invade la felicidad. Es esperar el tercer domingo de octubre para recibir ese saludo especial, sin regalos ni estridencias. Dice Isabel Allende que el peor defecto que tienen las madres es que a veces mueren antes de que uno alcance a retribuirles parte de lo que han hecho, dejándonos desvalidos y culpables, la escritora asegura que “por suerte hay una sola, porque nadie aguantaría el dolor de perderla dos veces”. ¡Feliz día de la madre!

Twitter:  @guillerizzo

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