Friday 19 de April de 2024
CUERPO & ALMA | 05-08-2013 10:57

Una mirada vale más que mil palabras

La mirada compasiva, reflexiva, una mirada de amor y ternura puede cambiar radicalmente una situación, un conflicto y hasta un cuadro de enfermedad.

Por Elizabeth Santángelo (*)

Generalmente se cree que el lenguaje es esencial para transmitir pensamientos y comunicarnos con los demás. Pero ¿se han puesto a pensar que también hay un lenguaje a través de las miradas, los gestos,  y hasta en las posturas del cuerpo?

Se puede hablar sin tan siquiera mover los labios, solo por lo que expresamos inaudiblemente. Transmitir una mirada junto a una sonrisa vale más que mil palabras.

La mirada compasiva, reflexiva, una mirada de amor y ternura puede cambiar radicalmente una situación, un conflicto y hasta un cuadro de enfermedad.

La actitud de una mirada puede estar acompañada por la percepción, tal vez dejando la evidencia material de lado y yendo a la esencia genuina que representa cada uno, no aceptando el aspecto exterior sino el origen espiritual, netamente puro.

Al pensar en términos de salud, manifestamos salud, no enfermedad. “Todo es según el color del cristal con que se mira”. Esta percepción indudablemente coopera con el estado de bienestar y salud de cualquier persona, ya que la salud es una manifestación de la mente y no una condición de la materia o el cuerpo.

Investigación.

El Dr. José Zurita, médico psicoterapeuta, explica: “La mirada de la persona que tenemos enfrente nos dice muchas más cosas de las que pensamos a priori. Está facilitando movimientos energéticos que nunca hasta ahora habíamos tenido en cuenta.

Realizamos en el Instituto Galene los dos niveles de formación en Brainspotting (BSP), la técnica psicoterapéutica más profunda y efectiva que conozco para el reprocesamiento cerebral en psicoterapia. El lema que resume la técnica es el siguiente: “Where we look affects how we feel”, que traducido dice algo así como: “Donde miramos afecta a cómo sentimos”.

Se ha dicho y con razón que los ojos son las ventanas del alma. Lo que sentimos interiormente, se expresa en los ojos a través de la mirada. Podemos apreciar entonces que los ojos están evidenciando sentimientos y emociones, y es fundamental para que haya una coincidencia entre lo que pensamos y lo que expresamos.

Un antiguo proverbio bíblico dice: “La luz de los ojos alegra el corazón” (Prov. 15: 30). Me impresiona mucho cuando me detengo en la mirada de Jesús al enfrentarse a distintas situaciones.

Al momento de sanar a aquellos que acudían por curación, él los observaba con profunda ternura y amor, teniendo compasión de cada uno de ellos, haciéndolos sentir “amados”, y de esa forma todos eran sanados.

Cuando fue acusado injustamente por publicanos y fariseos, no se dejaba intimidar, sino que respondía con autoridad y firmeza. Lo que hace pensar que su mirada era penetrante y aguda.

Un ejemplo interesante que da la escritora estadounidense, Mary Baker Eddy: “Un animal puede enfurecer a otro con sólo mirarlo a los ojos, y pelearán los dos sin motivo. La mirada de un hombre,  fijada sin temor en una bestia feroz, a menudo obliga a la bestia a retirarse aterrorizada”.

Qué importancia tiene una mirada y una actitud sanadora para poder cooperar con el ambiente en donde nos movemos. Dispongámonos a pensar cómo contemplamos nuestro entorno, a nuestra familia y aún aquellos que son desconocidos.

Propiciemos una mirada sincera, transparente, profunda, para recibir la respuesta  y la actitud que estamos esperando. Sin duda que contribuirá a sentirnos más sanos mental y físicamente.

* Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana, en Argentina

Contacto: [email protected]

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