A escasos minutos de oficializarse su suspensión como presidenta de Brasil, Dilma Rousseff convocó a la población a movilizarse para resistir el "golpe" al tiempo que dedico una mención especial a las mujeres.
Perfilando deseos
Luego de denunciar el golpe contra la democracia, Rousseff salió a la rampa de Planalto y lanzó su discurso ante unos 500 simpatizantes de movimientos sociales, indígenas, homosexuales y representantes de minorías que agitaban globos rojos, y la alentaban al grito de "¡Resistiremos!" y coreaban "¡Fuera Temer!".
El expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, su padrino político, estaba a su lado.
Los papás de hoy
Desde allí, Dilma dijo: "Quiero decirles a ustedes, que soy la primera mujer electa presidenta de la república. Yo honré los votos que me dieron las mujeres. Como cualquier persona yo puide haber cometido errores, pero nunca cometí crímines. Honré a las mujeres de este país, a las que se esfuerzan, a las trabajadoras, y a las que viven desafiando todas las dificultades".
El fantasma y el reggaetón
Y añadió: "Las mujeres que son hoy mujeres que quieren su independencia, su autonomía, el control de sí mismas, esas mujeres son mujeres que tengo conciencia de haber honrado. A través de mi vida, siempre como todas las mujeres, enfrenté desafíos, enfrenté el desafío terrible, sombrío de la dictadura y de la tortura. Enfrenté como muchas mujeres el dolor inenarrable de la enfermedad".
Por último, mencionó la "traición" por parte de su exaliado Michel Temer: "Hoy lo que más me duele es esta situación que estoy atravesando ahora. El innombrable dolor de la injusticia. El dolor de la traición".
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