Tuesday 19 de March de 2024
CUERPO & ALMA | 23-09-2018 10:00

Hagamos el humor

Es un método infalible para optimizar las relaciones y la cohesión grupal, aunque a veces es causal de exclusión.

Por Guillermina Rizzo*.

¡Atención mis queridos/as lectores/as!

¿Qué tan potente es el suyo? ¿Lo despliega a diario? ¿Lo reprime? ¿Cuán intensa es la experiencia? ¿Recuerda cuándo fue la última vez?¿Sentir con sentido? ¿Vivir con todos los sentidos?

En 1760, Immanuel Kant expresó que nuestro conocimiento del mundo exterior estaba ligado a nuestras formas de percepción. Distintas impresiones son detectadas de forma primitiva por las células y se integran como sensaciones en el sistema nervioso. Los sentidos: vista, audición, tacto, gusto y olfato son una especie de detectores de sensaciones que a partir de células especializadas reaccionan ante estímulos. Ojos, orejas, boca, nariz, piel, están ahí, como vías arcaicas a partir de la cuales percibimos el mundo y establecemos también relaciones.

Además de la audición, gusto, tacto, olfato y vista, poseemos un sentido del equilibrio, del dolor, de la temperatura, del movimiento y de la presión. Sin embargo, hay otro, individual y también social: el sentido del humor.

¡Vamos! ¡Relájense! ¡Hoy no es día para estar con gesto “acartonado” y serio!

Tan importante como el resto de los sentidos es el sentido del humor; pues involucra la capacidad de “jugar”, o al menos la habilidad de establecer un juego mental en la vida cotidiana, percibiendo lo irónico y mordaz, lo absurdo, chocante y hasta irracional con una actitud relajada, por qué no desenfadada y hasta saludable, construyendo como si fuera un nuevo puzle palabras con ideas.

Paradójicamente es un tema “serio”, pues el humor es un sentido a merced de funciones cognitivas, emocionales y sociales, y si bien su base es biológica, las normas culturales, las costumbres y el aprendizaje tienen un rol clave al momento de elegir qué temas son adecuados abordar a través de dicho sentido y en cuáles relaciones e interacciones sociales desplegarlo.

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El humor es un método infalible para optimizar las relaciones y la cohesión grupal, aunque a veces es causal de exclusión; puede reducir o aumentar las diferencias y erosionar espacios de poder.

Para la Psicología el humor es un proceso que involucra elementos esenciales: placer, que acompaña a este sentido se expresa a través de una sonrisa leve, pasando por la risa hasta las carcajadas; estilos cognitivos “especiales”, pues para generar humor se requiere procesar la información enredando acciones y palabras de manera creativa; contexto social, ya que si bien podemos reírnos en soledad ante recuerdos las risas emergen a menudo en compañía de los otros; por último el aspecto emocional, está comprobado que desencadena emociones placenteras, sentimientos y estados de ánimo positivos.

Según Freud “el humor es la manifestación más elevada de los mecanismos de adaptación del individuo”; es un antídoto infalible contra la ira y el rencor, aporta miradas nuevas permitiendo ver una gama de grises entre “blanco o negro”; evita bloqueos, disipa angustias y aliviana la pesada mochila de problemas cotidiano.

Friedrich Nietzsche sostenía que “la potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar “, tener la capacidad de sonreírle a las dificultades, reírse de una pérdida o un despido y ensayar carcajadas ante decepciones e injusticias posibilitan visualizar ribetes que habilitan otros caminos.

Mis queridos/as lectores/as: ¿Qué tan potente es su sentido del humor?

Relájense, libérense, sientan con sentido. ¿Recuerdan cuándo fue la última vez que se echó a reír? Tal vez hoy sea el día para empezar a “hacer el humor”.

(*)  Dra. en Psicología. Columnista en medios de comunicación. | Twitter @guillerizzo

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