Tuesday 19 de March de 2024
CUERPO & ALMA | 17-04-2018 09:02

Cómo lidiar con las personas egocéntricas

Algunos consejos por si se te cruza un Narciso y otros para que vos regules tu propio ego.

Por el Licenciado Santiago Bonomi* 

Las personas que sufren trastorno narcisista de la personalidad tienen un fuerte pensamiento de grandeza, son egocéntricos, tienen comportamientos arrogantes, soberbios y falta de empatía.

Se caracterizan por una gran necesidad de admiración y necesitan sentirse el centro de la escena. Su discurso suele ser autorreferencial, y requieren estar rodeados de aduladores incondicionales que les refuercen su idea de superioridad; en otras palabras, necesitan de los famosos aplaudidores.

Los Narcisos son egosintónicos, es decir, no reconocen su comportamiento como un problema y por lo tanto difícilmente busquen ayuda o transiten un camino terapéutico para mejorar, ya que sin la percepción de que algo anda mal, no hay nada que cambiar ni motivación para hacerlo.

Independientemente del grado de narcisismo, cuando el ego se agiganta, se nubla el sentido común, se pierde la capacidad de comprender a los otros y de disfrutar los vínculos. El ego elevado complica la vida tanto del que lo padece como de los que lo rodean: pareja, hijos, amigos y hasta compañeros de trabajo. Es difícil convivir con alguien que cree que siempre tiene razón, que se la sabe todas, alguien que cuando se equivoca culpa a otros de sus errores, que necesita ser el centro de la escena permanentemente y que en general se aprovecha de las personas con las que se relaciona para conseguir lo que desea sin medir las consecuencias.

Es posible que una profunda inseguridad y una baja autoestima hayan provocado que estas personas construyan un sentimiento de superioridad como mecanismo de defensa, y que se ubiquen en ese lugar de gran omnipotencia, de saberlo todo y de estar por encima de los mortales para evitar experimentar su verdadera fragilidad y desvalorización.

En general son negadores de la realidad, solo podrían aceptar aquella que les devuelva una imagen positiva, lo que es un verdadero problema porque más tarde o más temprano  ésta siempre se impone y lo hace de forma brusca y sin contemplaciones; cuando esto ocurre los costos que se pagan son altos. La realidad es como la gravedad, la aceptes o no, siempre te pone en tu lugar.

Otra característica relacionada con su propia inseguridad es la envidia, ya que el éxito ajeno es vivido como una amenaza que los opaca y les quita protagonismo. Si alguien cercano logra reconocimiento o se destaca en alguna actividad, los narcisistas sufren el peso de su propia inseguridad, se sienten amenazados y pueden reaccionar con comportamientos verdaderamente inadecuados.

Si bien como vimos, las personas con este trastorno hacen sufrir mucho a la gente cercana, también corroen su propia vida, tienen que hacer grandes esfuerzos para mantenerse en ese supuesto pedestal de sabiduría y omnipotencia y a la larga deben enfrentar el abandono, ya que la familia y amigos se terminan alejando, lo que los condena a una vejez solitaria.

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Algunos consejos por si se te cruza un Narciso y otros para que vos regules tu propio ego:

La gente soberbia es insegura y poco confiable. Cuando escuches a alguien hablar bien de sí mismo en repetidas oportunidades, alejate, seguramente no va a ser una buena compañía.

Si tenés un vínculo con un narcisista tratá de distanciarte. Relacionarse con alguien con estas características implica un esfuerzo desmedido. Tus intentos por complacerlo seguramente fracasarán, es muy probable que nada de lo que hagas alcance y que nunca seas reconocido.

No te marees con el éxito, siempre vas a vivir más feliz si sos humilde. Joseph Kipling dice en su poema IF (Si): "Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud o caminar junto a reyes, y no distanciarte de los demás…Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella y lo que es más: serás un hombre, hijo mío." , en otras palabras, ¡no te la creas!

Hace algunos años en una madrugada me encontraba viendo en TV un reportaje en blanco y negro que le habían hecho en tiempos remotos a Borges y lo escuché decir una frase que me dejó marcado; era algo así: "Yo admiro en los demás dos atributos de los que obviamente carezco: inteligencia y humildad".

(*)  Licenciado. Matrícula Prov. de Buenos Aires: 98039.

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