Instagram es, sin duda alguna, la red social del momento. Ya sea por la cantidad de usuarios que tiene - 800 millones de perfiles creados - o porque la imagen es la reina del mercado, existen pocas personas en el mundo que no cuenten con un usuario.
La Universidad de Harvard y la Universidad de Vermont realizaron un estudio conjunto que implicó el análisis de 45.000 imágenes publicadas en 166 perfiles. Los científicos llegaron a la conclusión de que los dueños de 71 cuentas sufrían depresión. En todas esas cuentas los tonos grises y azulados eran predominantes, logrando imágenes llenas de nostalgia como las que consigue el filtro Inkwell, el más utilizado por las personas que sufren tristeza o depresión.
Se trata de uno de los primeros filtros que incorporó Instagram entre sus preferencias. Permite transformar las imágenes al blanco y negro con una peculiaridad: un contraste muy alto que aumenta la sensación de añoranza.
Asimismo, se llegó a la conclusión de que a mayor número de fotos publicadas, más posibilidades de padecer depresión. Aunque el estudio no arroja datos claros sobre los motivos, algunos psicólogos aseguran que puede deberse a la reducción del entorno con el que se relacionan las personas que experimentan este tipo de problemas.
Los investigadores también descubrieron que cuantos más comentarios -tanto positivos y negativos- recibía una publicación, mayor era la posibilidad de que la persona que lo hubiera subido estuviera deprimida.
Andrew Reece y Christopher Danforth, quienes estuvieron a cargo de la investigación, obtuvieron un 70% de éxito en su estudio, un dato muy por encima del 42% de fiabilidad que suelen obtener los médicos de cabecera en el diagnóstico de la depresión.
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