Tuesday 19 de March de 2024
ESTILO MARIANA | 18-02-2017 08:54

Tropos, la escultura como proceso en el Faena

La exposición de Cayetano Ferrer se podrá ver hasta el 25 de febrero.

“La materia se transforma, la épocas son todas diferentes desde los griegos hasta hoy, cambia el sentido de las formas y del lenguaje pero la historia permanece”, esboza tímidamente el artista Cayetano Ferrer, que expone la instalación TROPOS en el Faena Art Center hasta el 25 de febrero.

Ganador del premio Faena a las artes, hijo de madre y padre argentinos (rosarinos) exiliados en los años 70 que vivieron en Estados Unidos, Ferrer estudió en California, donde reside, y en el Art institute de Chicago. Dice que todos somos artistas, que algunos dejan de serlo y otros nunca paran. “Yo nunca paré y mis padres me incentivaron y me apoyaron en esa dirección”.

Se percibe libertad al recorrer su trabajo, intrincado al principio, en el primer vistazo. Cayetano explora cómo está presente el pasado en la vida cotidiana, a través del uso de los símbolos que activan la memoria y la subjetividad. La instalación parte de la decoración arquitectónica como un medio para contar historias, le sirven para mostrar la ambigüedad de símbolos sometiéndolos a un proceso de descomposición y re-composición que permite al espectador proyectar sus propios recuerdos y deseos sobre las obras. Como la vida misma, que se transforma, avanza y retrocede para volver a avanzar. Acumulando experiencia.

Su curador, Jesús Fuenmayor. asegura que “la instalación nos permite entender la escultura como un proceso, como material vital, las molduras de gelatina que nacen en el laboratorio y también los moldes que la producen son parte del juego entre la escultura y la forma (la institución y la obra), Ferrer enriquece nuestra experiencia como espectadores”.

Alan Faena vino especialmente desde Miami, donde reside, para la inauguración de la muestra y se encontró con amigos que disfrutaron del recorrido dividido en cuatro estaciones: una, dedicada a la producción de gelatina, la materia prima; la segunda, a las molduras de yeso decorativos; la tercera, en el lugar donde se funden esas molduras de gelatina y se convierten en formas usando moles de plástico de la industria del cine y al final; la cuarta estación, donde se exhiben las molduras en su proceso de degradación. Como nuestra propia descomposición, esos cuatro estados nos acercan a los cambios, a los giros que sufre la existencia.

La palabra que nombra la obra, TROPOS, tiene la ambigüedad que emiten las esculturas y concreta las intenciones del artista. Por un lado, en griego significa “cambio o giro” y por otro, en latín, “figura retórica” encarnando la idea de una materia que muta como se ve en los distintos momentos de la instalación que varía en cada espacio. Remite a la evolución, las formas se combinan, se mezclan y adquieren otro estado, otra forma. En esa transformación hay fragmentos que quedan atrás y otros que se aferran al nuevo estado.  Las marcas, el lenguaje, la cultura dejan rastros que, sin embargo, se pueden moldear con la propia creación, con la interpretación personal y única.

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