El inminente presidente de los Estados Unidos Donald Trump, contrariamente al caso de los Obama, no despierta simpatías entre el mundo de las celebridades y la moda, sobre todo por sus dichos racistas, sexistas y xenófobos.
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Esa es la razón por la que su esposa no lo tiene fácil a la hora de elegir sus looks. Melania Trump tiene serios problemas para encontrar diseñadores que acepten vestirla, como por ejemplo Marc Jacobs.
No obstante, en esta última semana Melania pudo hacer frente a las adversidades. La primera dama entrante recurrió a Norisol Ferrari, diseñadora neoyorkina de ascendencia hispana, para conseguir un atuendo para su visita al Cementerio Nacional de Arlington, donde participó de un acto de su marido en homenaje a los excombatientes.
El abrigo y el vestido negros por debajo de la rodilla diseñados por Norisol Ferrari le dieron una apariencia solemne.
El jueves a la noche en una cena en honor a los donantes de su marido y su vicepresidente electo, Mike Pence, lució un impresionante vestido dorado diseñador por Reem Acra.
Otros que le dieron su apoyo fueron Armani, Carolina Herrera, Karl Lagerfeld o Ralph Lauren, estos dos últimos fueron los encargados de vestirla para la toma de posesión de Trump este viernes, según trascendió.
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