Michelle Obama pronunció ayer un emocionante discurso de despedida de sus ocho años en la Casa Blanca en el que alabó a la "magnífica diversidad" de Estados Unidos y animó a la juventud a no tener miedo del futuro, sino a luchar por sus libertades.
Perfilando deseos
- "Ser Primera dama ha sido el mayor honor de mi vida, espero que hayáis estado orgullosos de mi", expresó con la voz entrecortada por las lágrimas, la primera "First Lady" afroamericana de la historia de Estados Unidos.
- "A todos los jóvenes que escuchan, que sepan que este país os pertenece, a todos, sea cual sea su origen o recorrido", dijo a dos semanas de la llegada al poder de Donald Trump.
Los papás de hoy
- "Si ustedes o sus padres son emigrantes, tengan en cuenta que son parte de una tradición de la que Estados Unidos se siente orgullosa (...), tengan en cuenta también que la diversidad religiosa es una gran tradición estadounidense, ya sean musulmanes, cristianos, judíos, hindúes, sijs", manifestó la Primera dama, sin mencionar al futuro presidente, Donald Trump, cuyas tomas de posición denunció con virulencia durante la campaña.
El fantasma y el reggaetón
- "Nuestra magnífica diversidad hace de nosotros lo que somos", afirmó y añadí que piensa continuar con su trabajo centrado en la educación de las niñas, en Estados Unidos y en el resto del mundo.
- "¡No tengan miedo! ¿Me oyen? No tengan miedo, manteneos centrados, ser determinantes, ser fuertes", continuó. "Es mi último mensaje para ustedes como Primera dama, jóvenes estadounidenses. Es un mensaje simple".
- "No es normal. No es justo el juego político. Es vergonzoso. Es intolerable", dijo antes de evocar los malos recuerdos de la campaña cuando salió a cuestionar al candidato republicano por sus dichos sobre las mujeres: "Los comentarios descorteses sobre nuestros cuerpos, la falta de respeto a nuestras ambiciones y nuestra inteligencia".
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