Por la Lic. Mami Goda, especial para Rouge
Perfilando deseos
Ni antes ni ahora el Japón ha sido para nosotros una escuela de doctrinas, sistemas o filosofías sino una sensibilidad, señala Octavio Paz.
La sensibilidad es un aspecto esencial para comprender la estética japonesa y, en general, la cultura milenaria de este país. La estética, vinculada con el concepto de belleza, ocupa un espacio central en la vida cotidiana y gira en torno a una serie de “ideales” que encuentran su origen en el Japón tradicional y se nutren de la influencia de Occidente.
Los papás de hoy
Acercarse a la estética japonesa implica despertar una particular sensibilidad que se inspira en la literatura (a través del Yügen), las artes visuales, la arquitectura e incluso la jardinería. Todas ellas atravesadas por conceptos tradicionales como la religión (centrada en el budismo y sus influencias occidentales), el wabi-sabi (como la aceptación de lo efímero y trascendental en la estética) o el geidō (referido a las artes tradicionales tales como la caligrafía, los arreglos florales, la ceremonia del té y la cerámica japonesa), entre otros.
El fantasma y el reggaetón
La sensibilidad en la estética japonesa se vincula con el carácter transitorio de la naturaleza y lo efímero de las cosas. Es por ello que el arte japonés encuentra una de sus mejores expresiones a través de elementos de las cuatro estaciones. El espacio se organiza en la búsqueda de una convivencia armónica con la naturaleza, en donde lo “natural” es más importante que lo “artificial”.
La Fundación Foro del Sur realiza un curso de estética japonesa, desde el 3 de mayo. La especialista japonesa, Lic. Mami Goda, explorará el arte japonés que se encuentra en las ciudades, casas, jardines, en la literatura,. A través de tres encuentros, se propone una experiencia para descubrir la belleza de este destino lejano: escuchar el silencio, mirar el vacío, entender el “non-sens”y vivir lo efímero.
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