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ACTUALIDAD | 22-03-2016 09:09

Terapia virtual, ¿el inicio de una tendencia?

Un diván internauta, en donde hay un horario y un espacio donde encontrarse pero de forma diferente.

El médico psicoanalista vincular Carlos Pachuk trabajó durante cuatro años con un grupo de voluntarios en una terapia via skype. Tras su experiencia, escribió “Terapia de grupo virtual. Curarse por internet”.

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La opción de la terapia virtual se empieza a instalar cada vez más entre nosotros por la falta de tiempo que hay en la actualidad. Esta alternativa permite analizare desde cualquier punto con el profesional que se desee, estando de vacaciones o sin salir de casa.

"El objetivo es aplicar la tecnología de la comunicación en las terapias de grupo, creando una nueva herramienta terapéutica. Lo que no significa un reemplazo de las técnicas tradicionales, sino que hay una alternativa para superar las distancias y acercar a la gente ", apunta el Dr. Pachuk.

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“Las maneras de hacer terapia virtual pueden variar según el paciente, pueden ser individuales sin o con web-cam o grupales, eso depende de cada individuo o grupo” explica el analista.

Es una alternativa válida en los casos de pacientes con poco tiempo, que viven apartados o tienen algún impedimento físico para ir al consultorio.

La principales ventajas de esta modalidad son:

* Es más fácil encontrar el momento de poder hacerlo.

* Permite ahorro de tiempo dejando más tiempo a la terapia en sí.

* Ahorro de dinero, al evitar el traslado al consultorio.

* Podes viajar por trabajo y seguir con tus sesiones.

* Podes irte de vacaciones y continuar con tu análisis… algunas personas al estar fuera de la rutina les favorece a la reflexión e introspección.

* Permite vínculos más allá de las distancias, sin importar la geografía.

* Es muy útil para las terapias familiares, cuando las familias viven separadas en distintos puntos del país o del mundo.

No obstante, también existen inconvenientes. Por ejemplo, genera la fantasía de una disponibilidad permanente como una terapia sin límites. Si es por chat se pierde la intimidad de la sesión, que pasa a ser un documento grabado que puede circular por las redes sociales. Además, aumenta la dependencia en un doble sentido: el analista obligado a contestar en algún tiempo cercano y el paciente puede transformar al terapeuta y el celular en oráculos de consulta frente a cualquier decisión y perder autonomía.

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