Friday 29 de March de 2024
ESTILO MARIANA | 21-03-2016 16:11

El baile como fuente de felicidad

Es inherente al ser humano, existió en todos los tiempos. Fue y es una vía de comunicación y una fuente de energía, que además nos permite relacionarnos con hombres y mujeres. Puro placer.

En los últimos tiempos se puso de moda en distintas comunidades (clubs, gimnasios, barrios) agruparse para bailar diversos ritmos. Con o sin experiencia, se trata de hacer actividad física y al mismo tiempo pasarla bien, conocer gente nueva y soñar al ritmo de la música. El baile es una fuente de felicidad que nos puede sacar de la depresión o la inactividad.

“Es una sensación inexplicable la que te produce moverte al ritmo de la música. Eso intento. Aun sin ser una experta bailarina, una fuerza interna empieza a crecer cuando bailo y es capaz de hacerme sentir especial”. Confiesa Florencia Peri, gerente general del Racket Club. Según la responsable de unos de los clubs más completos de Buenos Aires, fue un gran acierto darle protagonismo a los ritmos. Ya desde hace unos años, tuvieron mucha aceptación por parte de sus miembros.

La idea es proponer un baile recreativo, ritmos varios, no importa si tenés experiencia o no, si sos joven o no tanto, todo el mundo puede bailar. Los beneficios son múltiples: ayuda a fortalecer la salud física en general, la salud emocional y mental, a superar la depresión, refuerza la autoestima y te da energía. Qué más podemos pedir!!

A Charly San Martín, hoy al frente de las clases del Racket Club, el baile le cambió la vida. A los 3 años le diagnosticaron poliartritis rematoidea infantil. Los médicos le aseguraron que no había manera de curar la enfermedad y que sería un niño mirando a sus compañeros por la ventana jugar. Solo podía hacer natación y optar por el piano, dos actividades que eligió. Hasta que un día, trabajando en una playa, tuvo que dar la primera clase de baile de su vida. Fue ahí donde descubrió su pasión: lograr que la gente pueda bailar totalmente desinhibida. “Esa es mi gran pasión, hacer que “todos” puedan bailar y que sean felices haciéndolo”.

El baile también es un juego y al mismo tiempo hace que se activen áreas sensoriales y motoras. Para moverse al ritmo de la música hay que coordinar una serie de movimientos en secuencia, tener percepción visual y entrenar el oído. No sólo eso, también, estimula la memoria, el estado de ánimo, la coordinación del cuerpo. Y libera endorfinas, la droga natural antidepresiva.

Muchas mujeres adoptaron la danza sin complejos y como actividad diaria. Andrea Sorciari, diseñadora, asegura: “Bailo porque me cambia las energías y arranco el día de otra manera, con más optimismo”; Silvana, experta en marketing “me encanta bailar, me cambia el humor, me da alegría”; Agustina Córbova, actriz: “me hace feliz y además la tomo como rutina aeróbica”. Carla Rodríguez, periodista especializada en moda: “Bailar me cambió la vida, me acuesto muy tarde y a la mañana lo único que me levanta con ganas es la idea de moverme con la música. Arrastré muchas amigas con las que me encuentro en esta actividad” .

A todas la une el placer de sentirse felices y el reconocimiento de sus beneficios, sobretodo coinciden en que les genera sensaciones positivas, de compañerismo y alegría. El baile es hoy altamente recomendable. ¡Animate!

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