Por Noelia Veltri
Mañana es un día clave para Mauricio Macri y Daniel Scioli, quienes seguramente están atravesando estas últimas horas con mucho nerviosismo. Pero ellos no son los únicos, porque en esta elección –la primera presidencial con ballottage de la historia argentina– el “Boca-River” se vive en la calle: en los negocios, los taxis, el gimnasio o la cola del banco no se habla de otra cosa. Después de un raid de votaciones y una campaña interminable, llegó el momento de decidir quién llegará a la Casa Rosada. Y esta decisión genera entre los argentinos estrés, ansiedad y también incertidumbre por el futuro, estados que ya son tema de consulta médica, según confirmaron expertos a PERFIL.
“Un proceso electoral activa el circuito neurobiológico y nos pone en alerta porque es algo que ‘cruza’ a toda la sociedad. Por eso, más allá de que el grado y la intensidad de la respuesta dependerán de la interpretación de la realidad que hace cada persona, hay procesos físicos, emocionales, cognitivos y psíquicos que se ponen en juego”, explicó Daniel López Rosetti, jefe del servicio de Medicina del Estrés del Hospital de San Isidro. “Por ejemplo, se experimentan cefaleas, contracturas musculares, agotamiento, insomnio, irritabilidad, molestias gástricas, patologías psicosomáticas, respuestas violentas y conductas compulsivas como fumar o comer más. Todos estos son signos de un estado de ansiedad, estrés y nerviosismo porque las expectativas propias están en juego”, agregó.
Es que al ballottage se le suma el estrés propio de fin de año, época de balances, obligaciones y expectativas que suelen llevarse a la consulta. “Efectivamente, esta cuestión de la espera, la incertidumbre y el temor están presentes prácticamente en todas las sesiones. Es decir que cada paciente hace sus evaluaciones racionales sobre los pros y los contras, influenciado por sus temores y prejuicios”, consideró Abel Fainstein, psiquiatra y ex presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
“La incertidumbre por el futuro es una de las temáticas más presentes en la clínica actual y se expresa de diversas maneras. Una de ellas es el temor sobre qué puede pasar si el resultado electoral no concuerda con la propia voluntad o con lo que uno desea”, coincidió Horario Vommaro, director de Salud Mental y Psiquiatría del Instituto de Neurociencias de Buenos Aires (Ineba), para quien “tal como muestran investigaciones de neurociencia, en situaciones de estrés las decisiones no se ajustan a un razonamiento de la lógica de beneficios y desventajas, sino a estímulos del orden de las emociones”.
Claves. Entonces, ¿podría el estrés de los votantes modificar la decisión que toman dentro del cuarto oscuro? “Las elecciones reúnen cuatro condiciones que hacen a una situación estresante que genera vulnerabilidad: la falta de control, la imprevisibilidad, la novedad y la afectación del ego. La clave está, entonces, en mejorar la reacción hormonal porque de lo contrario el cortisol –una de las hormonas producidas por el cerebro ante una situación de estrés– nos ‘intoxica’ y no nos deja tomar buenas decisiones”, sostuvo Laura Maffei, endocrinóloga y directora de Maffei Centro Médico. “Sin embargo –aclaró– todo dependerá de cuán afectada esté cada persona por una situación de estrés crónico, o si se trata sólo del proceso electoral”.
Según la especialista, para bajar la producción de cortisol, lo mejor es “engañar” al cerebro y desactivar el alerta. “Para algunas personas concentrarse en sí mismos y recibir menos estímulos negativos podría ayudar. Así, parte de la clave de poder bajar el nivel de estrés para lograr una decisión calma puede ser no sobreexponerse a la apabullante información a la que estamos expuestos. A otros les puede ser útil pensar en el país que quieren y cómo van a participar en él, desde sí mismos y más allá de la política”.
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Otra de las recomendaciones es realizar ejercicios de relajación y respiración, hacer actividad física (salir a caminar o andar en bicicleta, e incluso ir a votar de esa forma), hablar con algún familiar o amigo sobre la situación que se está viviendo y distraerse con actividades placenteras
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Empoderada al fin
Para Viviana Bergamino, ama de casa, estas elecciones fueron un tsunami. “Tenía más tiempo y acceso a las redes sociales así que me involucré como nunca en una campaña, participando incluso como voluntaria de Cambiemos. Pasé por muchos estados de ánimo: euforia, angustia, alegría, entusiasmo, convicción e indignación. Las elecciones me agotaron porque se sumó el ballottage y la adrenalina estuvo a full, pero pienso que valió la pena”.
En el caso de Alejandra Danze, administradora de empresas de 30 años, las elecciones son un factor de incertidumbre. “Veo que hay una gran necesidad de expresarse pero también siento que hay malestar y agresión. En lo personal me resulta difícil planear a largo plazo e incluso a corto, porque si me comprometo a unas vacaciones tengo miedo de no poder ahorrar el dinero necesario. Pero más allá de eso espero con ansias la elección”.
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Esta nota fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.
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