Saturday 20 de April de 2024
CUERPO & ALMA | 19-09-2015 08:39

Por las redes sociales vuelven con su primer amor

Se conocieron muy jóvenes y nunca se olvidaron, pero formaron familias con otros. La experiencia de volver.

“Reencontrarme con ella fue como llegar a casa después de una larga carrera”, asegura Gabriel Moguilevsky (60) quien, después de 36 años, volvió con Martha Dorfman (56), su novia de la juventud; una historia que, para él, había sido inolvidable: la conoció en un partido de poker, la buscó en un baile en el que coincidieron y desde ese día no se separaron más: “Yo estaba totalmente convencido de que ella era la mujer con la que me iba a casar”. A los dos meses, Martha volvió a su pueblo en La Pampa a pasar las vacaciones. “Nos extrañábamos muchísimo, a los diez días yo estaba que me moría, entonces la llamé y le pregunté si podía ir. Estuve un par de días, íbamos al club o a bailar y yo siempre era muy enérgico y desenvuelto, como ahora”, dice. “Para el pueblo y para mi familia él era un loquito, yo era muy chica y no me daba cuenta de que Gabriel era de otra manera. Me habían dicho que ese chico no era para mí”, cuenta ella. La familia de Martha le pidió a él que se fuera. “Después le escribí una carta a su padre diciéndole que me quería casar con ella, pero fue inútil. No la vi más, pero jamás la olvidé”, recuerda Gabriel. Tuvieron que pasar 36 años, casamientos, hijos y divorcios para que volvieran a encontrarse, Facebook mediante. Gabriel la buscó y la invitó a salir. Ahora viven y viajan juntos. “Es como la mezcla del romanticismo del reencuentro de adultos con la concreción de lo platónico que teníamos de jóvenes”, concluye Martha. Es que, como señala Susana Topor, psicoanalista especialista en pareja y familia, en este tiempo de “relaciones líquidas”, el reencuentro es una manera de volver a empezar donde se dejó como si el tiempo no hubiera pasado: “Es un modo aventar el fantasma de la vejez y aferrarse a la vida. En particular, la búsqueda de estos viejos amores invita a cierta fantasía de incondicionalidad, como las amistades de la infancia que son para siempre”.

Patricia Galarza (53) y Roberto (56) se conocieron en la fiesta de 15 de una compañera del secundario de Patricia donde Roberto trabajaba como dj. “Para mí fue el amor de mi vida –cuenta Patricia–, pero éramos muy chicos, salimos seis meses y por circunstancias de la vida cortamos. Después cada uno hizo su vida”. Roberto se enteraba de la vida de Patricia por un amigo en común, y cuando supo que ella se había separado le pidió que le pasara su teléfono. Se reencontraron 33 años después y, según Patricia, “se fundieron en un abrazo sin tiempo y juraron reconocerse como adolescentes”.

Anita Suárez y Leandro Páez Solís, ambos de 54 años, se conocieron cuando eran compañeros de colegio y salieron durante un año. “Nos separamos porque yo conocí a quien sería mi esposo; él también al tiempo se casó y se radicó en España junto a su familia, hasta que en diciembre 2013 viene de vacaciones a Argentina y se entera por amigos de que yo había quedado viuda. En mayo de 2014 me contacta vía Facebook”, cuenta ella, y asegura que esa solicitud de amistad fue el regreso de alguien muy importante en su vida: “Siento que vuelvo a mi esencia”. Por su parte, Leandro, su pareja, afirma: “Vuelvo a tener la sensación de pertenecer a un lugar donde me sentía realmente pleno, donde lo que predomina es sentirse amado”.

Por su parte, María (55), quien también se reencontró con Juan Carlos (57), su novio de la adolescencia, 39 años después asegura: “Ambos sentimos que este reencuentro estaba escrito en nuestros destinos, sentimos desde un primer momento la confianza de conocernos realmente a pesar del tiempo transcurrido”.

Para muchos, volver con un viejo amor implica regresar a un momento más romántico de sus vidas: “El éxito rotundo de ciertas ficciones actuales como Las mil y una noches tiene que ver con la necesidad de volver a lugares tiernos, lejos del estilo de seducción que proponen las nuevas tecnologías donde el deseo aparece de manera descarnada, es decir que le falta la envoltura que tradicionalmente tiene la seducción”, asegura Topor.

Un experimento para re-conocerse

La artista española Paola Calasanz realizó un experimento social en el que cinco ex parejas se reencontraron después de años. Dejó un aviso en su perfil de Facebook y recibió innumerables mensajes: en su mayoría, los remitentes eran mujeres. Calasanz y su equipo se encargaron de rastrear a las ex parejas de las participantes. Luego, los pusieron frente a frente con los ojos vendados bajo la consigna de mantenerse en silencio cuando se destaparan los ojos. “Unos se abrazan, otros se ponen nerviosos, e incluso algunos lloran o se besan”, contó luego. Una de las parejas que llevaba 13 años sin verse volvió a estar junta después del experimento. Y la artista Marina Abramovic se reencontró, en plena performance en el MoMA, con un viejo amor 23 años después

Galería de imágenes

En esta Nota

Comentarios