Tuesday 16 de April de 2024
ACTUALIDAD | 20-06-2015 08:57

Los chicos hiperocupados tienen días de casi 12 horas

Las ofertas son tan amplias como cursos de esgrima, tela, circo, danza, ping pong o ajedrez. Los colegios también ofrecen talleres fuera del horario escolar.

Por Rosalía Draletti

Fin de año: el efecto balance
Leé también
Perfilando deseos

Irene va a segundo grado de escuela primaria en un colegio bilingüe, desde las 8 y en jornada completa. A las 16, cuando termina de cursar, va una vez por semana a taller de arte, otro día a danza, otro a ping pong; o juega al hockey. En un día de semana, llega a casa no antes de las 19. Casi doce horas afuera, como su papá, que trabaja en una multinacional.

Se trata de una tendencia que se repite: los chicos hoy realizan cada vez más actividades por fuera del horario escolar, y empiezan a edades tan tempranas como los 3 años. Y las escuelas e institutos abren nuevos cursos, diseñados especialmente para ellos. En la escuela de esgrima Scaramouche, van a aprender chicos de todas las edades, pero Roberto Pérez Ghersi, el maestro, cuenta que en los últimos años crecieron las inscripciones de alumnos pequeños, de 4 y 5 años. “Tengo la mayor cantidad de trabajo a partir de las 6 de la tarde, con los que recién salen del colegio”, cuenta. “Ellos mismos les piden a los padres que los lleven a esgrima, porque lo ven en las repeticiones de El Zorro”, agrega el profesor. Las clases son de una hora: primero hacen entrada en calor y después van aprendiendo los pasos y las posiciones técnicas.

padre
Leé también
Los papás de hoy

También desde pequeños hoy empiezan a hacer otras actividades que antes eran casi exclusivas de adultos, como el ajedrez. En clases con tableros gigantes o actuando de alfiles, caballos y reyes, los chicos aprenden desde los 4 años las jugadas y estrategias típicas. “Es bueno para los primeros años, porque les enseña el hábito de pensar antes de actuar, analizar alternativas y a no ser tan impulsivos”, señala Marina Rizzo, directora del taller de preajedrez en El Caballito de Palermo. Luisa llevó a su hijo Gregorio allí cuando estaba por cumplir 4, por recomendación del pediatra y para ayudarlo a ganar concentración. “Buscábamos actividades distintas por fuera del colegio, porque siempre fue muy inquieto”, cuenta.

En realidad, cada vez se crean más opciones extracurriculares para los chicos, pero también las actividades de siempre se inician a edades cada vez más tempranas. Así, por ejemplo, hoy hay nenas de 3 años que van a clases de comedia musical, danza y teatro. En la escuela Caleidoscopio, la clase de Disney Music –en la que los chicos actúan disfrazados de personajes– tiene más de cuarenta inscriptos entre varios horarios. En el Club de Trapecistas, también empiezan desde los 4 a hacer acrobacia aérea con telas, trapecios y hamacas, y aprenden otras técnicas de circo. “En los últimos años fuimos creando elementos para que usen los chicos sin correr riesgos. Los padres los traen porque son muy intrépidos, para que descarguen la energía, o bien como algo terapéutico, por problemas de aprendizaje y atención”, cuenta Mariana Sánchez, la directora. “Como hoy ya no existe el juego en el barrio, a veces los chicos hoy tienen que tomar una clase para aprender a saltar una soga”, observa.

Con moderación. Según opinan los especialistas, la “agenda ocupada” de los chicos es una característica de los tiempos que corren, aunque en algunos casos, es exagerada. “Hay una tendencia a ocupar los espacios libres con actividades recreativas. Si son dosificadas, es bueno, pero cuando un chico de 3 o 4 años tiene actividades todos los días hay un exceso que puede causarle estrés”, explica Felisa Widder, médica pediatra y psicoanalista. “Es fundamental dejarles libres espacios para el ocio y el juego libre, sin nadie que les guíe la actividad”, agrega. Para la psicóloga Julieta Tojeiro, del Instituto Sincronía, la clave es el equilibrio. “Que los chicos hagan actividades artísticas o deportivas es muy bueno cuando pasan varias horas prestando atención en la escuela. Lo importante es que en la rutina haya espacio para todo: también necesitan compartir con los padres, con amigos, jugar y, sobre todo, descansar”, aclara.

Sin salir de la institución

En los últimos tiempos, los colegios ofrecen cada vez más actividades a contraturno de las horas de clase, incluso desde jardín. Los padres argumentan la seguridad y comodidad que les otorga mientras ellos trabajan.

En el New Model International School, las opciones de talleres a la tarde incluyen iniciación a la danza, ajedrez, y natación y fútbol. En otro liceo internacional porteño, también dan esgrima e idiomas. Cobran unos $ 300 por curso, aparte de la cuota escolar. “Hoy los chicos empiezan la doble escolaridad desde muy temprano. Si van ocho horas a un jardín y aprenden otro idioma, no conviene acumular más actividades”, explica la pediatra Widder.

Esta note fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil

Galería de imágenes

Comentarios