(*) Por Adriana Guarieb
Cuando aparece la competencia entre mujeres puede armarse lo que popularmente llamamos una batalla campal.
"TE PARTO LA CABEZA. VOS ME PARTISTE LA VIDA. TE JURO QUE LA MATO. LA ENVIDIA ME MATA."
Tal vez estamos habituados a los clásicos conflictos intergénero femenino-masculino, pero resulta interesante reflexionar acerca de los conflictos intragénero femeninp-femenino para pensar sus causas.
Esta idea surgió con motivo del desdichado episodio acaecido en General Las Heras, Provincia de Buenos Aires, donde una amiga le partió la cabeza a otra cuando se enteró de que el proyecto de casamiento a futuro estaba destruido para siempre a raíz de un video.
Para pensar en ello, quiero destacar un sentimiento universal, al menos en Occidente, que se denomina envidia, un sentimiento poderoso que conlleva el deseo de obtener algo que posee otra persona y que uno carece.
La envidia implicaa un resentimiento porque la persona envidiosa no quiere mejorar sus logros o aspiraciones, sino que más bien desea que a la otra le vaya mal, le vaya peor.
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Sabemos, entonces, que es un sentimiento universal y con tendencia a ser negativo, especialmente para el portador, y muchas veces también, para quien recibe sus efectos.
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La envidia negativa posee signos específicos: una ambición desmedida por alcanzar los logros del otro. O sea que si con frecuencia se reacciona con resentimiento hacia los demás y ese sentimiento se incrementa hasta llegar al odio hacia la propia persona y no se soportan los logros del otro, significa que ha hecho su aparición la tan temida envidia negativa y que es momento de consultar a un profesional de la salud mental, pues esa persona esta en severo riesgo auto y heterodestructivo.
¿Cuándo surge la envidia?
Cuando aquel bien que posee la otra es difícil de obtener, ya sea por ser muy costoso, por ser escaso o en última instancia, difícil de alcanzar para la persona que envidia. Entonces desea tener, poseer, apropiarse, destruir y privar de aquel bien porque ella no lo puede tener.
La persona envidiosa desea causar infelicidad y dolor a aquella que posee algo que a ella le falta, por supuesto es un sentimiento socialmente reprobado que debe ser ocultado, porque aceptarlo implicaría un rasgo de madurez de aceptar una carencia y ello no es frecuente.
¿Por qué algunas mujeres son envidiosas? ¿De qué depende?
Seguramente el concepto de competencia nos ayudará a seguir aclarando esta temática tan compleja, es una forma de rivalidad, de oposición y de enfrentamiento entre dos o más personas que aspiran a un mismo objetivo y ello acontece sobre todo en personas muy cercanas entre sí.
Cuando aparece la competencia entre mujeres, puede armarse lo que popularmente llamamos una “batalla campal”. A tal punto es así que aunque las mujeres nos sentimos muy orgullosas de ser amigas unas de las otras, en realidad, muchas veces somos envidiosas una de las otras, de la ropa, el sueldo, la casa, el novio, el vestido.
¿Cómo neutralizar la envidia?
Es recomendable en primer término aprender, lo que no es fácil, a aceptar el éxito, pero tambien el fracaso personal, en lugar de mirar el “jardín de la vecina” y no desvalorizar, ni sobrevalorar las características personales, reflexionar acerca de los fracasos, pedir ayuda psicológica para facilitar y acelerar este proceso y te evitarás dificultades que pueden lindar con la mala calidad de vida, falta de crédito social.
También aprender de aquellas a quienes envidias, aprender de sus recursos y posibilidades, de las que tienen más éxito y así podrás conservar tus trabajos, tus amistades y ya no será pérdida, sino pura ganancia, ¿aceptas el desafío?
(*) Adriana Guraieb es licencianda en psicología, autora de los libros Peter Pan y sus mujeres y de La Mujer de Peter Pan que presentará el próximo 11 de junio. Además es miembro titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina y Full Member IPA.
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