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CUERPO & ALMA | 16-05-2015 09:00

Los panificados aportan el 41% del sodio en la dieta de los argentinos

En el país, el uso de sal por persona duplica el valor recomendado por la OMS. Médicos aconsejan controlar la presión arterial.

Por Noelia Veltri

El mayor aporte de sodio en la dieta cotidiana está dado por la sal que se agrega al cocinar o en la mesa, pero también por el consumo de panes y galletitas, según un análisis de los hábitos y costumbres de alimentación de los argentinos, realizado por la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (Saha) y el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (Cepea).

El estudio concluyó además que la población general no identifica éstos y otros alimentos como fuentes de sodio. “Por eso, permanentemente consumimos sal sin darnos cuenta, y el problema es que el desconocimiento es profundo pero además la ingesta no es percibida como algo importante”, afirmó Felipe Inserra, ex presidente de la SAHA.

Entre los alimentos, los panificados (panes, medialunas, galletitas, pizzas y empanadas) representan más del 40% de la ingesta de sodio. A eso se le suman los quesos, que agregados a las pastas representan el 5%, los fiambres y embutidos con el 15% y los aderezos –sobre todo la mayonesa–, con el 3%.

“Las carnes y los productos industrializados, como salchichas o hamburguesas, también son representativas porque consumimos en total más de sesenta kilos por año por persona”, sumó Sergio Britos, director de Cepea. Respecto de los snacks –generlamente identificados como salados por un tema de “paladar”–, Britos le dijo a PERFIL que “se llevan el 5% del ingreso de sodio pero por dirigirse mayoritariamente al público infantil, es una de las industrias sobre las que más se trabajó para disminuir su aporte”.

Es que mediante el Programa de Control de Sodio Menos Sal, Más Vida, hace tres años que el Ministerio de Salud de la Nación (Msal) trabaja para bajar el nivel de sodio en la producción de alimentos. “Por ejemplo, se logró reducir en seis mil panaderías el 25% el uso de sal, lo que representa 900 miligramos. Aunque parezca poco, la reducción es muy representativa ya que si no vamos de a poco, es imposible pasar de 11,2 gramos de sal por día, que es lo que en promedio se consume en nuestro país, a 5 gramos diarios, como recomienda la OMS”, señaló Inserra.

Los resultados del informe “Costumbres de un comenSAL” son importantes porque el consumo excesivo de cloruro de sodio (el de la sal de mesa) está vinculado con el desarrollo de la hipertensión arterial (HTA), una enfermedad crónica que no da síntomas y que es considerada “la puerta de entrada” a patologías del corazón, los riñones, el cerebro y las arterias.

La última Encuesta de Factores de Riesgo del Msal arrojó que el 34% de los argentinos adultos tiene HTA (es decir, niveles por encima de 140/90 mmHg), pero además hay muchos que aún no lo saben. Por eso, es fundamental extender y concientizar a la población respecto de la toma de presión.

Además, los expertos recomiendan aprender a leer las etiquetas, priorizar la elección de alimentos más saludables y reducir la cantidad y frecuencia de consumo de alimentos ricos en sodio. “Por lo que evidencia el relevamiento, reducir el agregado de sal a las comidas en la mesa o durante la cocción no es suficiente, teniendo en cuenta que los alimentos manufacturados representan la principal fuente de sal que ingerimos a diario”, concluyó Inserra.

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Esta note fue publicada en la Edición Impresa del Diario Perfil.

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