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CUERPO & ALMA | 25-04-2015 07:52

Cuando tu ex se convierte en un 'monstruo'

Las rupturas a veces sacan lo peor de cada uno y, en ese proceso, los niños son víctimas de las peleas entre sus padres.

Por Bàrbara Defoix

Recientemente trascendieron a los medios varias historias en las que lamentablemente los niños son víctimas de las peleas entre sus padres. La mayoría siguió de cerca el caso de Ana Alianielli, la mujer que perdió la tenencia de sus hijas en favor de su ex marido que reside en los Estados Unidos. O se horrorizó con la noticia de Juan Romero, el hombre que amenazó a la madre de sus mellizos que no los volvería a ver y luego chocó contra un camión, que resultó con la muerte de uno de los chicos. Historias de esa índole se repiten incesantemente entre padres separados.

Ninguna separación es fácil, pero más complicadas son aquellas en las que hay menores de por medio. “El tema de la separación y los hijos es sumamente delicado y al nene no siempre se lo tiene en cuenta o a menudo es sobrepasado por las pasiones incluidas en el divorcio, por eso sería importante para la pareja hacer una terapia vincular en este momento para poder separarse lo mejor posible teniendo en cuenta que seguirán siendo socios durante toda la vida”, expone Graciela Moreschi, médica psiquiatra a Perfil.com.

“Cuando alguno de los padres los involucra no es fácil de manejar, ya que generalmente lo hacen de forma sutil y manipuladora. Y vos querés mantenerlo al margen y durante mucho tiempo te callás y esperás que la verdad se revele. Pero a veces eso lleva mucho tiempo y en el medio el daño psicológico y emocional es muy grande”, relata Laura, quien pidió hablar bajo pesudónimo con este medio para proteger su identidad. Hace un año que la mujer de 39 años interpuso un pedido de restitución de su hijo a la Justicia, cuando su ex pareja se lo llevó a vivir con él sin su autorización, a través de la manipulación.

Laura se asustó de la transformación tan radical en el carácter de su pareja, no tanto en el trato hacia ella, sino hacia sus hijos, a quien desatiende o usa como instrumento para su propio beneficio: “Creo que lo primero que te pasa es que te hacen ruido algunos cambios de actitud, de manejos. No podés creer que esa sea la misma persona con la que compartiste tanto tiempo, una familia, proyectos, una vida... Te sentís mal por no haberlo visto antes, te sentís culpable por el daño que produce en los chicos y uno se siente impotente, a veces el grado de locura es muy grande”.

Lo más preocupante de la situación es el el lugar de desamparo al que se deja a los chicos, que a menudo se ven en medio de las disputas entre sus padres: “Quedan huérfanos ni bien se desata la pelea. Estos niños que se han convertido en presa y trofeo, viven una situación de incertidumbre permanente: culpa (por sentirse de un lado en contra del otro, ya que estos padres hacen tomar partido) y broncas internas que no pueden expresar. La situación cuanto menos los deja solos”, analiza Moreschi, autora del libro “Si el otro cambiara, ¿por qué construimos vínculos que nos atrapan?”.

Muchas veces se producen falsas denuncias con el fin de lograr dañar o excluir al otro progenitor. Este fenómeno que aumentó a raíz de la modificación en la legislación que empezó a amparar la opinión paterna en la separación, llevó a una proliferación de estas falsas denuncias y no siempre se les dé la atención adecuada. “Es así como los reales casos de violencia son desatendidos”, explica la experta médica. “Lo ideal es que hubiera una multa para las falsas denuncias y una dedicación mucho más atenta para cuando hay pruebas de la violencia del otro”, considera.

La abogada Ana Rosenfeld, autora del libro "El terror de los maridos", analiza que hoy en día “los chicos son rehenes de los padres”. La doctora explica que la discusión entre los progenitores varió sustancialmente: mientras que antes el foco de las peleas era el dinero, en la actualidad “los nenes están puestos en el medio de una manera absolutamente horrible, es un tironeo sobre quién tiene más poder”.

Uno de los mayores problemas en los litigios acostumbra a ser la lentitud en la Justicia. “El proceso judicial es la herramienta que utiliza el incumplidor para realizar su objetivo”, opina Rosenfeld a Perfil.com, y precisa: “Algunos jueces son los responsables que los chicos sean usados de rehén porque si a los padres los llaman al momento que se comete el delito y los apercibis cuando pasa y se eleva la sanción hay una automática reacción y respuesta. Pero no hay castigo y la gente no le tiene miedo a los castigos civiles, poco le tiene a los penales menos a los que no imponen sanción pecuniaria”.

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(*) Especial para Perfil.com | Twitter: @BarbaraDefoix

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