Friday 19 de April de 2024
CUERPO & ALMA | 22-03-2015 15:26

Las modelos XL argentinas quieren subir a las pasarelas

Hacen fotos para marcas de talles grandes y piden las mismas oportunidades que las 90-60-90. Diseñadores dicen que no las usan porque desfiles venden “fantasías”.

El talle 50 rompe la tradición de cuerpos perfectos e irrumpe en las pasarelas del mundo. Son varios los diseñadores que suman mujeres curvilíneas para lucir sus colecciones y cambiar los cánones de la moda. Incluso Pirelli sumó a una mujer de 90 kilos en su típico almanaque y también la revista Sports Illustrated eligió a una modelo con medidas 96-96-116 (ver recuadro).

Lo cierto es que, en Argentina, la belleza aún no amplió sus talles y la pregunta que se desliza es qué limita la inserción de las modelos XL locales al mundo de la moda.

Desde la visión de los profesionales de la industria, como Pancho Dotto, “no es sano” fomentar los extremos. “En realidad la tendencia de las modelos XL es para llamar la atención. No me parece sano, es algo irreal, como tampoco es sano promocionar la anorexia”, afirma. En sintonía, Ricky Sarkany afirma que “la moda sigue una tendencia ya determinada y que sólo en el caso de diseño de autor es posible modificar ciertos estereotipos”.

En cambio, Dalia Gutmann señala que la limitación se debe a que existe una “obsesión por la modelo top”. “Es una lucha muy fuerte contra el machismo. A las mujeres nos gusta ver modelos de otras medidas y, mientras, los hombres  piensan ‘para eso tengo a mi mujer en casa’”, afirma. Por su parte, el diseñador Pablo Ramírez se opone a sumar “mujeres reales” a sus desfiles. “La obesidad es una enfermedad, con el sobrepeso está en riesgo la salud y creo que en realidad más que una tendencia de inclusión, se trata de apuntar a otro mercado. Es una estrategia de marketing para vender más”, dice y sostiene que “la moda es fantasía y debe ser aspiracional”. “En mi tienda tengo talles desde XS a XL. Cuando ven mis desfiles podrán pensar que son diseños sólo para altas y delgadas, pero son para todo tipo de cuerpos, aunque elija modelos tradicionales para mis colecciones”, añade.

Nicolás Baldo, director de la agencia Freak Models, remarca que “muy lentamente, las marcas se van animando a dejar de lado cierto prejuicio. Las marcas eligen modelos con cuerpos ‘reales’ para fomentar que el consumidor se sienta identificado, aunque en su mayoría siguen siendo campañas para el exterior”. Dice que, a nivel local, los pedidos de “chicas de talles grandes” son para trabajos gráficos o comerciales, no desfiles.

Iguales. Brenda Mota (24) hace producciones de fotos para campañas de talles grandes desde hace tres años. “Siempre se dice que las modelos deben ser perchas, sin curvas, para que luzcan la ropa sin alterar los diseños. Pero también las XL podemos lucir la ropa perfectamente con un cuerpo con curvas que representa a muchas otras mujeres”, dice y cuenta que también realiza catálogos de ropa de marcas independientes.  “Por más que adelgazara no podría ser una modelo tradicional. No tengo nada contra las delgadas, pero estoy conforme con mi cuerpo y sólo reclamo que haya más diversidad”, sostiene. Su colega Carolina Sánchez Alvarez (21) también desfila para segundas marcas. Sueña con ser “la Valeria Mazza del talle 50. Quiero tener las mismas oportunidades de una mujer de 90-60-90. La ‘gordofobia’  se siente, pero no pierdo las esperanzas”, confiesa.

Para el economista Martín Tetaz, hay un “problema de oferta y demanda: hay menos talles grandes porque hay menos XXL que afuera”. En países como Inglaterra o Estados Unidos, el talle promedio “es más grande y las modelos XL están más cerca de la realidad”, concluye.

Celebridades de la moda internacional

Cuando Vogue Italia publicó en 2011 una edición con tres modelos XL en su portada –Tara Lynn, Candice Huffine y Robyn Lawley, hoy tres nombres fuertes de la moda internacional–, otros medios comenzaron a darles mayor espacio a los debates sobre los parámetros de belleza del mundo de la moda. Pero esa imagen de mujeres curvilíneas en lencería “funcionó más como una legitimación que como una transgresión de esos estándares”, dice la antropóloga Mayra Valcarcel. En Francia, en tanto, donde la delgadez es sinónimo de elegancia, el Ministerio de Salud está enfrascado en una lucha para prohibir por ley la “apología de la anorexia” que hace la industria de la moda.

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Este año, el mítico calendario Pirelli –uno de los más esperados por la industria– eligió a Candice Huffine, una de las protagonistas de la tapa de Vogue, para sus páginas. Candice pesa 90 kilos, y es una estrella de las pasarelas en Milán. Y la australiana Robyn Lawley formó parte del especial de trajes de baño de la revista Sports Illustrated. n

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